Por eso, para los hombres y mujeres de la unidad empresarial de base de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE) en Santiago de Cuba, la prevención de accidentes es una prioridad, no solo porque la protección a la salud en el entorno laboral es un derecho constitucional refrendado en el Código de Trabajo, sino porque regresar a casa sanos es tan importante como el deber cumplido.
Silvia Marrero Mendoza, especialista principal del grupo de Seguridad y salud del trabajo en la EMCE, explicó a este rotativo que tienen implantado el Sistema de Gestión de Seguridad y Salud del Trabajo, certificado por la norma cubana 18000, del 2005.
Esto implica el control de los riesgos (principalmente de los que ponen en peligro la vida) y la atención a la salud de los trabajadores para que no desarrollen enfermedades ocupacionales con el transcurso del tiempo.
La cohesión de la psicóloga del centro con el grupo de Seguridad y salud es una de las fortalezas. De acuerdo con lo reglamentado, se les realizan exámenes psicométricos a los nuevos ingresos y evaluaciones psicológicas periódicas al personal expuesto a situaciones riesgosas.
Asimismo, se prioriza la capacitación para que los trabajadores conozcan los aspectos relacionados con su puesto de labor, los peligros y normas de protección, así como los deberes y derechos que les asisten. Las valoraciones sobre su estado mental incluyen el conocimiento logrado y la actitud.
Ahora bien, más allá de la concienciación sobre los riesgos asociados al desempeñado, en la EMCE se prioriza la supervisión de las condiciones para realizar los mantenimientos.
“Contamos con un equipo de técnicos encargados de garantizar la creación de condiciones seguras para el desarrollo de las labores y el cuidado de la salud del personal.
“Nuestra tarea principal es la entrega de permisos de seguridad antes del comienzo de cada trabajo peligroso que se realice en la central. En estos documentos se describe el trabajo que van a hacer y las condiciones que tienen para ello. Además, oportunamente se evalúan las condiciones físicas y psicológicas de cada trabajador, los medios de protección con los que cuenta. Por tanto, el permiso constituye la certificación de que puede hacerse el trabajo peligroso de manera segura”, comentó la especialista.
Antes de comenzar las labores, se supervisa la instalación, se evalúan los riesgos y se elabora un plan de seguridad.
“Les explicamos detalladamente a todos los posibles riesgos a los que estarán expuestos. Y eso da buenos resultados porque se cumplen las tareas programadas con la calidad requerida y sin accidentes”, acotó.
Una vez que inician las labores, compete al jefe de brigada y al grupo de Seguridad y salud velar por el estricto acatamiento de las medidas de prevención. Por eso, en todos los turnos hay un técnico que realiza las inspecciones operativas en cada área para verificar la aplicación de las normas, entiéndase condiciones adecuadas y uso correcto de los medios de protección.
Garantizar una óptima iluminación para quienes laboran en turnos de noche, el acceso a agua segura y la atención médica inmediata son requerimientos indispensables en el sector eléctrico. Es una fortaleza contar con un puesto médico en la Central que tiene facultativo, enfermera, paramédico y una ambulancia, así como medios para socorrer rápidamente al afectado en caso de accidente o de cualquier situación que lo requiera.
Desde enero pasado no se produce un accidente en la EMCE y, aunque lo ideal sería que no ocurriese ninguno, cada suceso -por leve que sea- constituye una experiencia para reforzar el plan de prevención en cada área de trabajo y fortalecer el control de riesgos.