Con el carisma que lo caracteriza y su pícara sonrisa, aceptó dedicarnos unos minutos de entrevista, en los que mencionó interesantes detalles de su vida personal, laboral y con total sinceridad, nos habló de él como ser humano, ese que tiene virtudes y defectos, que destaca por su responsabilidad en el trabajo y por el amor que profesa a su familia.
Espinosa Fayad, Jefe del grupo de Comercialización, comenzó su vida laboral en la década de los 90 y aunque en un inicio no estuvo muy de acuerdo con la propuesta de ubicación, ha sido su único centro de trabajo y asevera no sentir arrepentimiento de su decisión.
“Durante la carrera siempre tuve ideas de trabajar en Radio Cuba, era lo que me gustaba, pero cuando me gradué me ofrecieron iniciar en Etecsa, y aunque no me gustaba la idea, un gran amigo me convenció, me ayudó a tomar la decisión y hoy estoy seguro fue la mejor”, afirmó.
Según refiere, los primeros meses fueron complejos, pues como todos los adiestrados tuvo que rotar por las diferentes áreas, y para él como ingeniero, desempeñarse en el área comercial, no era muy de su agrado, pero pasó el tiempo y la historia cambió.
“Amo lo que hago e increíblemente tengo que reconocer que no me caracteriza el nivel de organización en mi puesto de trabajo, o sea, no vas a llegar a mi buró y encontrarás un ejemplo de limpieza y orden, pero en contenido sí, en planificación y organización de mi actividad soy muy disciplinado y responsable; es una labor que disfruto”.
Durante el intercambio recordó lo incipiente que era el desarrollo de la actividad comercial en la empresa, y otras tantas acciones que nacieron en aquel momento como la pizarra privada, la comercialización de tarjetas telefónicas, entre otros servicios.
“Ahora mismo mi labor tiene que ver con toda la actividad metodológica de la comercialización de productos y servicios en la empresa. Cuando me gradué nunca pensé decir esto pero la verdad es que Etecsa para mí significa mucho y siento realmente orgullo porque en ella me he formado, aquí nací profesionalmente y llevo más de 26 años.
“La entidad es testigo y responsable de mi desarrollo profesional y personal. Tengo que confesar que me siento agradecido- de corazón-, trabajar aquí me ha marcado en todos los ámbitos de mi vida. La empresa me ha dado la oportunidad de superación en todos los sentidos; la primera vez que monté un avión fue gracias a Etecsa, así como la primera vez que fui a La Habana, entre otros tantos momentos y etapas.
El ingeniero se enorgullece cuando habla de sus hijos y sus estudios, de su esposa y de la vida que disfruta junto a ellos.
“La familia es muy importante para mí y hacemos todo lo posible por mantener una buena comunicación, de compartir y resolver unidos cualquier situación. Me gusta ser una persona sencilla, tener amistades sencillas, no soporto la autosuficiencia, la arrogancia y de forma general soy alegre, me gusta divertirme, aunque no se bailar, la música choca contra mí como si fuera un bloque de hormigón”, dice jocosamente.
Osmel es un hombre trabajador, amigo, de esos que te profesan confianza; recientemente recibió la medalla Mario Muñoz Monroy, por sus más de 25 años en una entidad que lo ha visto crecer, convirtiéndose en un miembro más de la familia de telecomunicadores de Santiago de Cuba.