Desde aquel día han pasado dos años, ya de vuelta en Cuba por segunda vez, con la misión cumplida y nuevos sueños y retos por delante, cuenta como ha transcurrido este tiempo y recuerdos que guardará para siempre.
“Sentí fue mucha felicidad cuando me dieron la noticia porque sabía que iba poder ayudar a un país hermano. Tenía la certeza de que iba a asistir a muchas personas necesitadas y así aportar de una forma u otra mi granito de arena.
¿Dónde trabajaste?
“Estuve en diferentes lugares como zonas montañosas, rurales y también ciudades pequeñas, la población siempre fue acogedora, saben nuestros objetivos se sienten muy agradecidos y satisfechos por la atención.
“La situación de salud es muy diferente a la de Cuba, acá vine bajo el perfil de diplomado de Medicina Física y Rehabilitación y se ven muchos niños con retardo del desarrollo con poca atención o ninguna. Al principio fue difícil interactuar con estos y la familia, pero poco a poco hemos hecho empatía con el grupo de trabajo.
¿Cuáles fueron tus mejores experiencias como médico?
"Nunca olvidaré como mi primer paciente atendido por fractura de tibia y peroné que se encontraba en sillas de ruedas pero salió de mi consulta totalmente rehabilitado.
“Todas las veces que se rehabilitan los pacientes y se reincorporan a sus actividades diarias me sentí realizada. Pero la nostalgia es inexplicable, se extraña mucho a la familia, los amigos y los compañeros de trabajo y sobre todo los hijos; de Cuba extraño el intenso calor y la solidaridad que nos caracteriza".
Al conversar con esta joven doctora sentimos los desafíos de estar en un país extraño, tratando de hacer lo mejor por quienes confían en recuperar su salud. Miles de experiencias, muchas difíciles, transitan nuestros de médicos, inspirados por el valor inculcado por nuestro comandante Fidel y la solidaridad.