Santiago de Cuba,

Belarús continúa en el camino de la estabilidad política

29 January 2025 Escrito por  Periódico Granma

Belarús continúa en el camino de la estabilidad política El 23 de octubre de 2024, la Cámara de Representantes del Parlamento de Belarús había decidido que las elecciones presidenciales se efectuaran el 26 de enero de 2025. Durante ese periodo fueron continuas las críticas de las grandes transnacionales de la información cobijadas bajo el ala de las potencias imperiales europeas y otras al servicio de Washington.

Pese a esto, a cinco años de ser ratificado en su cargo, el actual presidente, Aleksandr Lukashenko, regresó a las urnas, junto a cuatro candidatos.

Respecto al injerencismo imperial, la Embajada rusa en Minsk denunció el despliegue militar de la otan en la frontera con ambas naciones, una de las provocaciones dirigidas a exacerbar la inestabilidad interna de aquellos países aliados de Moscú, en otra de las tantas variantes de la guerra fría contemporánea entre el Kremlin y la Casa Blanca.

Sin embargo, informó Sputnik, el presidente de la Comisión Electoral Central (cec), Ígor Karpenko, dijo que «según datos preliminares de las comisiones regionales y de la ciudad de Minsk, Alexandr Lukashenko obtuvo el 86,82 % de los votos».

Más allá de las múltiples campañas tejidas en su contra, cerca de siete millones de ciudadanos convocados a acudir a los colegios electorales –más del 86 %– ejerció su derecho al voto, aún cuando una realidad paralela construida desde los medios de comunicación intentó silenciar el legítimo derecho de un pueblo a decidir su futuro.

Estas primeras cifras demuestran el sólido apoyo al mandatario, a pesar de los intentos de desacreditar su gestión y las maniobras para deslegitimar la legalidad de la fecha establecida para los comicios.

Sobre las elecciones anticipadas, Russia Today detalló que la fecha fue recomendada a los diputados por la Comisión Electoral Central, que la consideró «óptima» para llevar a cabo los comicios, aunque adelanta por casi medio año el plazo que admite la ley, contado a partir de la última investidura del mandatario bielorruso.

Bajo el argumento de que Lukashenko constituye el gobernante con más años en su cargo en Europa, desde su llegada al poder en 1994, le cuelgan al cuello el cartel de «dictador», a fin de distraer la atención de un aspecto poco conveniente para ellos: las décadas de estabilidad política y económica vividas por ese pueblo del oriente europeo.

Al respecto, el Presidente es calificado por los medios occidentales como «septuagenario autócrata», y solo ven, en sus declaraciones, un apoyo incondicional a Vladímir Putin.

En ese contexto, la visión occidentalista ha quedado bien definida: el Gobierno actual bielorruso es un «régimen», y por eso la Unión Europea sigue «apoyando al pueblo», declaró la portavoz de Asuntos Exteriores del bloque del Viejo Continente, Anitta Hipper.

A estas alturas, ya debemos saber en qué consiste ese «apoyo» que declaran, que incluye, entre otros elementos, la utilización de diferencias étnicas, religiosas y culturales para crear divisiones internas; un panorama sufrido por los que construyen sus realidades más allá del dominio yanqui. Es la misma estrategia que dejó un rastro en Libia, Irak y Afganistán, y que también maneja los hilos detrás del genocidio en Palestina.

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