Lo cierto es que, ayer, Petro no autorizó el arribo a suelo colombiano de dos aeronaves de guerra con inmigrantes, y reclamó un trato digno para sus connacionales; lo que desató la ira del magnate presidente, quien ordenó una andanada de sanciones coercitivas, basadas en el chantaje económico; o sea, lo que mejor saben hacer.
«Su bloqueo no me asusta», le respondió el Jefe de Estado colombiano. «Puede, con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado, como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted», argumentó en X.
Si Washington «los devuelve debe ser con dignidad y respeto con ellos y con nuestro país. En aviones civiles, sin trato de delincuentes recibiremos a nuestros connacionales. Colombia se respeta», afirmó Petro. «Primero es la dignidad de Colombia y América Latina. Los migrantes son seres humanos y sujetos de derechos, y como tal deben ser tratados», añadió.
En un comunicado oficial de la Oficina de la Presidencia, trascendió que el mandatario dispuso el avión presidencial para facilitar el «retorno digno» a los connacionales deportados.
Entre las medidas ordenadas por Trump, como «castigo» a la actitud del gobernante latinoamericano, está la que impone aranceles de emergencia del 25 % sobre todos los bienes colombianos que ingresen a EE. UU., con aumento al 50 %. Además, indicó la prohibición de viajes y revocación inmediata de visas para los funcionarios del Gobierno de Colombia, así como para todos sus aliados y partidarios; restringió las visas y reforzó las inspecciones de Aduanas y Protección Fronteriza para nacionales y su carga, por razones de seguridad nacional. También mandó a aplicar sanciones completas al sector bancario y financiero.
Gustavo Petro reveló que en Colombia hay 15 660 estadounidenses «de manera irregular», y dijo que deberán acercarse al servicio migratorio «para regularizar su situación».
Ante tales circunstancias, invitó «a todas las comunidades colombianas extranjeras a ser comercializadoras de nuestros productos»; y llamó a reemplazar las mercancías estadounidenses «por producción nacional», pues los precios de estos subirán dentro de la economía interna. «El Gobierno ayudará en este propósito», aseguró.
Por otra parte, llamó a establecer mecanismos de regularización que prevengan la ilegalidad, y recordó lo vivido en la región, cuando EE. UU. bloqueó a Venezuela e hizo estallar la oleada migratoria.
A propósito, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, en la condición de la presidencia pro témpore de la Celac, convocó a una reunión de emergencia de los jefes de Estados de ese organismo regional, para el próximo jueves. Anunció que Petro estaría presencialmente, y la agenda, en formato híbrido, asumirá tres puntos: migración, medio ambiente y unidad latinoamericana.
Cuba apoyó las iniciativas de la Celac, «para enfrentar este nuevo abuso contra la región». Así lo comunicó, en X, el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, quien calificó de «inaceptable» tal conducta de deportación por el Gobierno de EE. UU., que «viola los más elementales de los derechos humanos de migrantes ilegales» en ese territorio.