Su madre, Sofía Gobaira Gobaira, nacida en el Líbano era conductora de ómnibus urbanos, una mujer hermosísima y con conciencia proletaria. Su padre, Armando Baltasar Oroceno,  un hombre bueno y de  trabajo, y sobre todo honrado. La “morita”, sentía inclinación hacia el dibujo y la pintura y comenzó a estudiar en la Escuela de Artes Plásticas, José Joaquín Tejada.

GOLPE DE ESTADO DEL 10 DE MARZO DE 1952 / ENFRENTAMIENTO DEL ESTUDIANTADO A LA DICTADURA

Huelgas, manifestaciones, arrestos, clausuras de escuelas; cuando Isabel conoce a Pena (Félix Lugerio Pena Díaz (Santiago de Cuba, 1930 – La Habana, 1959) ya estaba involucrada en el Movimiento Estudiantil revolucionario y pertenecía a la asociación de alumnos de Artes Plásticas. Sabía quién era Pena,  pero nunca habían hablado. Fue a ver a unos estudiantes presos en la cárcel de Boniato y  allí lo vio y saludó, ella tendría 13 o 14 años; verse, hablarse y enamorarse fue una misma cosa, pero primero se hicieron amigos, compañeros y camaradas; novios después, un compromiso de amor entre revolucionarios, corría el año 1953. Isabelita matriculó entonces en la Escuela Profesional de Comercio donde estudiaba su novio y se consagró, junto a él, íntegramente, a la lucha revolucionaria: Bloque Estudiantil Martiano, Movimiento Revolucionario 26 de Julio, Brigadas Juveniles del M26. Levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956, lucha clandestina, mensajes  cruzados y visitas a la Sierra Maestra,  alzamiento en la Columna 18, Antonio López Fernández del II Frente Oriental Frank País.

LA PETICIÓN DE MANO FUE EL DÍA QUE FIDEL Y LOS MONCADISTAS SALIERON DE LA PRISIÓN DE ISLA DE PINOS

Era vigilada, fichada, buscada, perseguida, registrada su vivienda, interrogada, maltratada. La familia cambiaba de dirección frecuentemente para eludir el asedio: Recordaba, que en Santa Lucía 99, donde nació y vivió muchos años, no; pero,  en Callejuela y San Ricardo, no está tan segura;  el asedio comienza a partir de relacionarse con el líder estudiantil, viviendo en Santa Rosa y Reloj, aquí  la vigilancia era constante, de esta casa  fueron para la de Trocha y Colón, donde Félix Lujerio, “pidió su mano” a Doña Sofía, el día que el Doctor Fidel Castro, salió de la prisión de Isla de Pinos (15 de mayo de 1955). El novio le regaló un anillo de piedrecitas con una inscripción y ella el de oro, recuerdo de su padre. Días después Pena salió para La Habana para conocer a Fidel y entrevistarse con él.

UNA  PALIZA A PENA  Y  EL ASALTO A LA CASA DE ISABEL…

Isabelita, de apariencia apacible y tranquila, llegado el  caso, mostraba carácter,  los enfrentamientos con los agentes del régimen eran frecuentes y enérgicos. Hubo una vez,  en que le dieron  una paliza a Pena, le rompieron la boca y varios dientes, perdió  el conocimiento y le cogieron diecisiete puntos. Cuentan sus compañeros, que Isabel se volvió una fiera, enfrentó a los esbirros con “uñas, dientes y con todo”.  En otra ocasión,  viviendo en Primera de Sorribes, (donde se mudaron una vez más), los guardias asaltaron la casa, e Isabel se resistió “rabiosa al registro” - recuerda.  Ocuparon documentos  y  las cartas de amor cruzadas entre Pena y ella,  donde se mezclaban -decía Isabelita-, “los temas amorosos e íntimos, con los familiares y los de la Revolución, todos se perdieron”.  Insultó y desafió a los represores y,  tan “furiosa” estaba -dice -, que arrancó azulejos de la cocina y empezó a tirarlos… hicieron disparos al aire para asustarla, pero no se atrevieron a arrestarla…

PRIMER REFUERZO ENVIADO POR FRANK PAÍS A FIDEL A LA SIERRA MAESTRA….

A la cinco por Florida muy bien vestida / pasa Isabel, su silueta distinguida / es perseguida como la miel… Después del alzamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba, Pena es escogido por Frank País para integrar el primer refuerzo: Evoca Isabel: “Era el día más feliz de su vida, cuando se fue para la Sierra… Él me mandó a buscar para despedirnos…  “Yo  lo sabía, lo entendía, pero estaba triste…  Era vigilada, perseguida,  por la calle Corona llegando a Martí, no sé cómo no caí presa, pelo largo y pañoleta, falda anchona, mocasines y espejuelos oscuros… “Mi flor era la gardenia y él siempre la conseguía y me compraba un ramito… Ese día no la encontró, compró azucenas y me las dio con una notica”: Para Isabelita, la compañera ideal y de todos los tiempos, tuyo, Luge. (Su segundo nombre, ella lo llamaba así). “Él tenía gestos bellos, en una hoja seca escribía: Te amo Isa, mi amor”.

Eran seres románticos, había pasión, deseos de estar juntos… A la Sierra Maestra subió Isa varias veces. Cuando al teniente Pena lo hirieron en el combate de Uvero, y el Che Guevara lo evacuó, junto al capitán Almeida y otros compañeros, ella estuvo al tanto y lo contactó, a través de los mensajeros del gaucho guerrillero, que venían a Santiago. Lo fue a ver convaleciente en Cienaguilla, recordaba que aquí oyó por primera vez “La marcha del 26 de Julio. “Lugerio estaba barbuito y peludo. Siempre que iba a verlo llevaba ropa, algo de comer, mensajes y cosas para los compañeros…

EL COMANDANTE RAÚL CASTRO, CON UNA COLUMNA GUERRILLERA ABRIÓ UN NUEVO FRENTE DE COMBATE

El capitán Félix Pena fue al frente de la vanguardia de esa columna, la No 6, que abrió el II Frente Oriental Frank País, el 11 de marzo de 1958. Mujer si puedes tú con Dios hablar / pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar…  Isabelita se alzó en la Columna 18,  Antonio López,  al mando del comandante Félix Lugerio, en junio de 1958. Entre el follaje de la montaña y a orillas del Sabanalamar, en la comandancia de  Puriales de Caujerí, además de ser la ayudante, secretaria y asistente de su amado, Isa,  hizo guardias, patrulla, recorridos, llevó mensajes a pie y a caballo, buscó medicamentos, cuidó heridos; también escribió informes, partes de guerra  e  igualmente  trabajó en la cocina,  lavó ropa e impartió clases a niños y rebeldes en las escuelas del inmenso territorio de la agrupación guerrillera...

Cuando triunfó la Revolución, en 1959, se iban a casar, y él viajó a La Habana donde se le asignarían nuevas tareas y, como es conocido, en esta ciudad murió  trágicamente,  el 14 de abril de 1959. Isabelita escuchó la noticia por radio y enloqueció de dolor, en la más  profunda de las tristezas.  Poco  después, su madre contrajo una grave dolencia  y  cuidó de ella,  durante largo tiempo, con todo esmero,  hasta su fallecimiento.  Isabel  Baltasar Gobaira, enfrentó las adversidades a la altura de su espíritu combatiente. Con los años, rehízo su vida y formó  una familia;  junto a Carlos Maceo, su esposo, su  hijo Carlos, y sus nietos, Liyanni Sofía   y  Yoilán. Y siguió cumpliendo como siempre con cuantas  tareas y misiones les fueron asignadas por la Revolución,  porque,  “primero dejar de ser, que dejar de ser revolucionaria” - afirmaba.  El último cargo que desempeñó       - hasta su jubilación-,  fue en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, en su Santiago querido y, cuando se enteró, que un compañero de  la lucha, escribía un libro sobre Braulio Curuneaux, con delicado reproche, inquirió:

Y  el de “Félix Lugerio, ¿quién lo va a escribir?”

La Habana, agosto de 2022.