En redes sociales, sus imágenes son conocidas, pues este es su medio para mostrarlas, a propósito, enfocamos la ciudad indómita desde el lente de Marcos, a quien entrevistamos para conocer más detalles de su trabajo.

"La ciudad se ha convertido en mi principal fuente de inspiración, puedes caminarla miles de veces, que siempre encuentras algo interesante, explorarla más allá de andar con pasos apresurados es una experiencia donde aparecen detalles que aún viviendo aquí, pasan desapercibidos. Santiago es el escenario predilecto para mi fotografía".

Sobre el truco para detallar movimientos y que la tierra caliente parezca un lienzo en calma, compartió: "para captar la magia en las cosas cotidianas, el fotógrafo tiene que pasar desapercibido, la fotografía callejera pretende que las personas estén haciendo las cosas naturalmente y no posadas".

Con cuatro años de experiencia de forma autodidacta, cuenta que inició como lo haría la mayoría: tomando fotos con el teléfono. El paisaje, sea rural o urbano es el género principal al que se debe, también está el retrato en exterior y por último la fotografía nocturna, en la que parece vivir, cuando convierte un Santiago soleado, en un atardecer o una noche con muchas luces.

Sobre ello comentó: "Las tonalidades oscuras se han convertido poco a poco en mi sello personal, en los inicios no las utilizaba, yo sentía que las imágenes se quedaban vacías. Más adelante, fui encontrando ese punto que juega con la luz y la sombra y busco que el espectador lo sienta agradable, a pesar de que todo el tiempo parezca anochecer".

Sus hallazgos de escenas que ilustren el día a día, sin recurrir a las mismas perspectivas, no tienen norte; en su proceso, sale a documentar y luego realiza una selección para editar. “Busco fotos que me transmitan; esta es la parte que más gusta, porque es en la edición, donde uno se adentra, para cumplir por todas las vías, el resultado que dibuja en la mente”.

A veces Marcos desanda por las calles Enramadas, para tomar imágenes y en lugares ilustres como el Parque Céspedes o la Alameda, es confundido e identificado como extranjero, por eso le hablan en inglés, italiano o francés, pudiera ser un disfraz, que sin él pretenderlo, no asombra ni asusta en el entorno, ello también forma parte de ese largo camino, que llaman pasión y que aguardan los corazones de quienes aman la fotografía, sin importar géneros, entendiendo que en sus instantáneas está un poco de sí y de quienes las aprecian.