Santiago de Cuba,

DECODIFICANDO familias

Una tradición familiar

18 March 2023 Escrito por  Ana María Lora Sosa

Muchas son las tradiciones relacionadas con la muerte y los entierros, desde quemar las cintas con los nombres de quienes envían las flores, poner música o bailar, rezar un Padre Nuestro un Ave María o cual otro credo o súplica. Lo cierto es que son diversas las maneras de asumir la pérdida de un ser querido.

Cierto es que los velatorios son momentos para la congregación de la familia, amigos y conocidos, en estos afloran las historias, anécdotas del difunto donde se alaban sus virtudes y se perdonan sus fallas. En los campo es habitual realizar una especie de banquete-mortuorio y otros optan por la cremación.

La mayoría de las costumbres cubanas responden a la religión o creencias de las personas más cercanas al difunto, aunque en las familias se esconden ceremonias como una reliquia cultural, que en ocasiones pasa desapercibida, pero que son trasmitidas de generación en generación.

Miguel me cuenta que ahora llega solo al cementerio Santa Ifigenia en su bicicleta, antes le acompañaba su hermano Faustino, para cumplir con una tradición familiar de más de 15 años: visitar la tumba de su padre en fecha conmemorativas y aniversarios.

 Esta vez, va solitario a celebrar el cumpleaños de Faustino y me dice “Mientras yo pueda hacerlo, voy a cumplir. Esta tradición tiene su raíz desde la niñez, pues el cumpleaños de mi papá siempre fue un evento importante, no había forma de que dejara de efectuarse, por eso cuando falleció los hermanos iniciamos la tradición de llegar hasta el cementerio para celebrarlo en su tumba.

“Conversar, recordar viejas historias y tomarnos una botella de ron o unas cervezas junto a las flores que se colocan en la jardinera, era el ambiente que años atrás se vivía en la bóveda de la familia”.

Ahora con un silencio perturbador, Miguel llama a los trabajadores que pasan cerca, brinda con ellos, algunos lo reconocen de antaño, teme porque la tradición familiar quedará olvidada y sepultada por el tiempo.

Es que la vida es  nacer y morir, algunos de su familia ya no están, otros tiene en sus piernas el peso de los años y no pueden visitar la tumba familiar; quizás a las nuevas generaciones no les motive esa visita al camposanto para echarle un traguito de cerveza o ron al difunto y la vez darse un buchito.

  

Miguel tratará mientras las fuerzas le acompañen de mantener viva esa tradición familiar que para los cubanos es de suma importancia; porque  tener ese momento de duelo, de despedida, demostrar con bailes, con música, con un homenaje póstumo, o tan solo despedir al difunto a la manera personal, demostrándole amor, siempre será un acto respetado y ojalá prime entre las nuevas generaciones.

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