Como parte de los preparativos del levantamiento ocurrido el 30 de noviembre de 1956, el joven Frank sostuvo en México sendos  encuentros en los meses de agosto y octubre con el máximo líder de la Revolución, Fidel Castro, quien lo designó como jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio a nivel nacional, y coordinan y precisan las acciones para apoyar el desembarco de los expedicionarios.

La histórica gesta no coincidió, como estaba previsto, con el arribo de los revolucionarios, al producirse un retraso del Granma, a causa del mal tiempo, durante la trayectoria desde México hasta Cuba, y los tripulantes solo  pudieron desembarcar aproximadamente  48 horas después, el 2 de diciembre de 1956, fecha seleccionada y aprobada luego del triunfo revolucionario el primero de enero de 1959, como la fundación de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Las acciones de los jóvenes del Movimiento 26 de Julio, liderados por País García y apoyados por la población de la segunda ciudad de Cuba, demostraron la capacidad, organización y convicción de lucha contra la dictadura batistiana, y exhibieron, por primera vez, el uniforme verde olivo y el brazalete del M-26-7, durante la toma de la antigua estación de policía, ubicada donde radica hoy el Museo de la Lucha Clandestina, y la policía marítima, una de las instalaciones actuales del puerto santiaguero.

Los 82 tripulantes del yate Granma desembarcaron en muy difíciles condiciones por Las Coloradas y después fueron detectados por fuerzas de la tiranía batistiana que, con una gran superioridad militar, ocasionaron el 5 de diciembre de 1956 un revés a los revolucionarios al morir varios de ellos y otros asesinados o detenidos.

El optimismo de Fidel y su voluntad e inquebrantable decisión de luchar por el bienestar y felicidad de su pueblo, hicieron posible que reagrupara a combatientes y continuara, con la incorporación de campesinos al naciente Ejército Rebelde, para lograr su primera victoria en el combate desarrollado el 17 de enero de 1957 contra fuerzas de la tiranía, estacionadas en el lugar conocido como La Plata.

Después de esa primera batalla, Frank -cuyo nombre en la clandestinidad era David- se entrevistó nuevamente con Fidel, pero en la Sierra Maestra, los días 16 y 17 de febrero de 1957 y se decide el envío de un refuerzo de combatientes de la clandestinidad con armas, entre aquellos que estaban “quemados” o tenían mayor experiencia en la lucha,  quienes junto a los demás integrantes de las fuerzas  comandadas por Fidel toman parte en el combate  de Uvero el 28 de enero de 1957, en el que, al decir del Che, el Ejército Rebelde alcanzó la mayoría de edad.

Después de tal encuentro en la Sierra Maestra, Frank organiza y envía el refuerzo, desarrolla la organización y fortalece el movimiento revolucionario hasta que fuera asesinado el 30 de julio de 1957 -fecha escogida para recordar a todos los mártires de la Revolución-, a la edad de 22 años, cuando ya se había convertido en un símbolo de la juventud cubana por su fecundo quehacer en beneficio de la patria.

Todo ello explica que Fidel -conocedor de sus cualidades de revolucionario y dirigente-, cuando le llega la noticia de su asesinato, expresara: “… ¡Qué monstruos. No saben la integridad que han asesinado. No sospecha el pueblo de Cuba quién era Frank País, lo que había en él de grande y prometedor”.           

También Che, al recordar la visita de Frank a la Sierra Maestra para asistir a la reunión nacional del M-26-7 -única oportunidad que pudo tener contacto con el gran dirigente de Santiago de Cuba- escribió: “Nos dio una callada lección de orden y disciplina, limpiando nuestros fusiles sucios, contando las balas para que no se perdieran. Desde ese día, me hice el propósito de cuidar más mi arma”.

Vilma Espín, una de sus combatientes clandestinas más cercanas, afirmó: “Fue muy corta la vida de Frank País, dolorosamente corta y sin embargo cuánto dejó de aleccionador, de ejemplo”.

También su figura fue honrada en el II Frente Oriental del Ejército Rebelde que, bajo su nombre, obtuvo múltiples victorias contra las fuerzas de la dictadura batistiana, y es recordada con la peregrinación que realiza el pueblo de Santiago de Cuba, en representación de toda la nación, desde el parque Céspedes hasta el cementerio Santa Ifigenia, donde descansan sus restos.

Las razones expuestas son más que suficientes para que Frank País García sea un símbolo para la juventud cubana, se recuerde siempre con admiración y viva  en el corazón de su pueblo.