Santiago de Cuba,
Orlando Guevara Núñez

Orlando Guevara Núñez

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Había transcurrido sólo un año y ocho meses desde el triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959 en Cuba. Nuestro país estaba dedicado por entero al trabajo para reconstruir la nación, luego de una lucha cruenta que costó la vida  de 20 000 cubanos. El país había quedado devastado no solo como consecuencia de la guerra, sino también por el saqueo de la pandilla batistiana que dejó vacías las arcas del Estado, además de heredar una débil economía, dominada por los monopolios extranjeros, principalmente de los Estados Unidos.

La traición y la muerte se ensañaron con el grupo guerrillero, el 31 de agosto de 1967. Los integrantes de la Retaguardia del Comandante Ernesto Che Guevara, bajo el mando del Comandante Juan Vitalio Acuña Núñez (Vilo en Cuba y Joaquín en Bolivia) perdieron la vida en una emboscada en el vado de Puerto Mauricio, en tierra boliviana.

¿Cuántos  santiagueros asistieron como asaltantes a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de Julio de 1953? A esta interrogante, muchos responderán que uno: Renato Guitart Rosell. La realidad es que Renato era el único  que residía aquí, pero otros seis santiagueros combatieron  junto a Fidel aquella gloriosa mañana, hace ahora 70 años.

El asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953, marcó el inicio de una nueva etapa –la última- en la gesta del pueblo cubano por su libertad e independencia. Y de ese épico combate nació también un programa revolucionario que uniría a las masas para derrotar a la tiranía y construir luego su propio destino.

Uno de los hechos que asombran cuando se estudia lo relacionado con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de  Céspedes, el 26 de julio de 1953, es la forma en que se obtuvieron los recursos para financiarlo.

Se ha repetido con mucho énfasis por el gobierno que el pueblo no secundó el movimiento. Nunca había oído una afirmación tan ingenua y, al propio tiempo, tan llena de mala fe  (…) Santiago de Cuba creyó que era una lucha entre soldados y no tuvo conocimiento de lo que ocurría hasta muchas horas después. ¿Quién duda del valor, el civismo y el coraje sin límites del rebelde y patriótico pueblo de Santiago de Cuba?  Fidel Castro, La historia me absolverá

Una de las patrañas más inverosímiles de la dictadura batistiana a raíz del asalto al Cuartel Moncada, fue tratar de hacer creer a la opinión pública que esa acción había pasado inadvertida para el pueblo. Era parte de su empeño para callar verdades y tergiversarlas.

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