No hay mejor amanecer que con la sonrisa de un pequeño, ese que ríe a carcajadas, como si tuviéramos payasos en la casa, porque tan solo vernos ya se siente acompañado, y con tan solo una palabra o un gesto de cariño comprende la felicidad plena.
Que mayor regalo que verlos correr, jugar y sentirse libres. Solo cuando somos adultos comprendemos la importancia y la belleza de una etapa de la que, por lo general, recordamos poco, y que sin lugar a dudas, influye en nuestra personalidad adulta.
Motivos suficientes para brindarles a nuestros niños la mejor infancia, y participar junto a ellos de sus fantasías, juegos y preferencias, mostrándoles caminos de sabiduría, respeto, perseverancia, amor por la naturaleza y los animales.
Exploremos sus aptitudes y brindémosle las herramientas para desarrollarlas; debemos permitirles ser independientes desde edades tempranas y hacerles saber que estamos cerca por si necesitan asesoría, dejémosle ser y crecer, siempre con el cariño y el apoyo necesarios.
José Martí dijo: Los niños debían echarse a llorar, cuando ha pasado el día sin que aprendan algo nuevo, sin que sirvan de algo. Motivémosle entonces a jugar aprendiendo; nuestros pequeños necesitan motivarse por la lectura, conocer el valor de un libro, de la amistad y la familia.
Hagamos de esta etapa tan maravillosa e importante para ellos un hermoso arcoíris en el que cada color tenga un significado de valores humanos, para que en el futuro puedan convertirse en hombres y mujeres útiles.
“Y en eso es en lo que más debemos pensar: en los niños de hoy, que son el pueblo de mañana. Hay que cuidarlos y velar por ellos como los pilares con que se funda una obra verdaderamente hermosa y verdaderamente útil”, expresó Fidel Castro al hacer entrega de la fortaleza militar al Ministerio de Educación, 24 de febrero de 1960.
Felicitaciones a nuestros niños, niñas y a los del mundo entero, que este y todos los días puedan sonreír y estudiar; así como crecer en un ambiente de paz, libertad e igualdad plenas.