Hay mañanas que amanecemos cansados, con sueño, los pequeños no siempre despiertan con el mejor de los ánimos, pero ella es toda calma, paciencia, amor sin límites, y no hay duda de que es mejor abuela; su cariño desmedido irradia colores y alegrías en cualquier circunstancia.
Por eso cada momento es importante; su mirada dice más que mil palabras, un consejo de ella es casi siempre la mejor elección, su voz un excelente remedio, sus manos sostén ante las adversidades y su abrazo, ese, no tiene comparación.
Entonces nos vemos reflejadas en ella y solo cuando tenemos la dicha de convertirnos en madres comprendemos su amor incondicional, sus desvelos, sus tristezas y felicidad; con su ejemplo disfrutamos mucho más el placer de dormir con nuestros hijos, de observarlos mientras juegan o compartir la alegría cuando aprenden algo nuevo, y entendemos la importancia de un regaño a tiempo.
Hagamos cada instante eterno, no olvidemos besarla, amarla y decirle todos los días cuánto la queremos y lo importante que es en nuestra vida, pues no hay mejor día que cuando la tenemos al lado, porque verla reír y ser feliz solo se compara con el arcoíris.
Felicitaciones para todas las que se crecen ante cualquier dolor, pero no dejan de proteger a sus hijos, las que sacrifican todo por verlos felices, las que son bastón y refugio seguro, eternas leonas que siempre brindan amor del bueno. Festejemos cada instante, que todos sepan que tenemos la mejor mamá del mundo.