Esos son nuestros médicos, que en medio de escaseces y condiciones muchas veces insospechadas no dejan de salvar vidas sin distinción de raza, género o nacionalidad; ahí están los maestros de todas las enseñanzas, educadores de la primera infancia y todos aquellos que aún jubilados vuelven a las aulas y no solo preparan a futuros profesionales, también brindan lecciones de vida y se convierten en parte importante de cada familia.
Hay que celebrar por todos esos artistas que no solo dan lo mejor en tabloncillos y sets de telenovelas, también dan su paso al frente en medio de los peores momentos por los que han transitado Cuba y el mundo, convirtiendo lágrimas en alegrías y compartiendo con los más necesitados.
Orgullo para el mundo son nuestros científicos, innovando y creando para salvar vidas, en su mayoría héroes anónimos en las batallas más duras; los comunicadores, productores, los trabajadores del sector estatal y privado, cubanos todos, los que cada día convierten reveses en victorias.
Celebremos porque somos nosotros los que con cada amanecer ponemos todo el empeño en brindarles a nuestras familias un futuro mejor, porque cada día trabajamos y lo hacemos con tesón, con la esperanza de contribuir a una Cuba más linda y próspera.