Niurdis Reyes Hernández, Jefa del departamento de la Primera Infancia en el territorio, explicó a Sierra Maestra que este proceso garantiza la valoración de las habilidades, hábitos y capacidades adquiridos por los pequeños como consecuencia de las influencias educativas recibidas.
“Las actividades no constituyen un examen final, pero sí una vía efectiva para que el maestro de primer grado se familiarice con sus futuros educandos, en los diferentes espacios. Es un derecho que tienen todos los niños que asisten al grado preescolar, -por cualquiera de las modalidades-, los que en unos días culminarán la Primera Infancia; destacó.
En el caso de los niños con diversas discapacidades enfatizó en que los especialistas del Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO) de conjunto con la Educación Especial y todos los profesionales que participan en el proceso educativo, son los encargados de decidir las tareas que pudieran aplicárseles con las adecuaciones correspondientes.
Según explicó la especialista, es una actividad que debe organizarse y planificarse con los especialistas de los Centros de Diagnóstico y Orientación, los directivos de las instituciones, educadores, maestros y promotores que participan directamente en su ejecución.
En este sentido, enfatizó en la necesaria e importante participación de las familias, como potenciadoras del desarrollo de sus hijas e hijos, creando las condiciones en el hogar, donde debe primar un clima favorable, de seguridad, estimulación y protección, posibilitando el cumplimiento del horario de vida de los pequeños, espacios de juego y satisfacción de sus necesidades básicas.