Porque siempre serás el mejor regalo de mamá y papá, la algarabía que extrañan siempre abuelos y tíos; porque tú, pequeñín de mil arcoíris, eres la lluvia y el sol, los montes y ciudades, los mares y ríos; en ti se refleja la esperanza y la vida.
Los niños nacieron para ser felices y nosotros para disfrutar de su alegría, de esa sabiduría disfrazada de inocencia, de esa ingenuidad que nos va mostrando su carácter y nos lleva por caminos insospechados.
Porque con su luz iluminan a amigos y desconocidos, y nos ofrecen la fuerza que mueve montañas, la energía que nos levanta y nos hace reinventarnos cada día para sostenerlos a pesar de los obstáculos, porque no hay batalla perdida si sus manitas apretamos, porque lo imposible no existe si de verlos sonreír se trata.
Felicidades a todos los niños del mundo, a los pequeñines que saben querer y no piden nada a cambio, los que inundan los parques de fantasías y amor sincero; a los que son el reflejo del alma y el sostén eterno de la vida.