Santiago de Cuba,

Desde la ‘Refinería’ trabajo con placer Angela

11 March 2025 Escrito por 

Hace unos días conversé con la ingeniera química Irene Barbado Lucio, directora general de la Refinería de Petróleo Hermanos Díaz, perteneciente a la Unión Cuba-Petróleo (CUPET).

Una persona locuaz, dispuesta a intercambiar, y para nada difícil entrevistarla, permitiéndonos conocer en minutos su quehacer en un centro donde predominan los hombres, en el que con su liderazgo ha sabido ganarse el respeto y la consideración de su colectivo.
Mientras escuchaba la respuesta a la primera pregunta, vino a mi mente un estribillo de la canción infantil de Teresita Fernández titulada Lo feo, que en una de sus partes dice: “A las cosas que son feas/ponles un poco de amor/y verás que la tristeza/va cambiando de color”.

Ustedes se preguntarán por qué, la respuesta es sencilla: “Desde que me gradué estoy aquí, llevo unos 26 años en el centro y como directora general siete. Al inicio no me gustaba la ‘Refinería’, aunque escogí la plaza debido a la referencia que tenía de los profesores, quienes comentaban que este era el mejor lugar para aprender y desarrollarse profesionalmente.

“Mi práctica laboral fue en este lugar, veía la industria muy grande, fea, muchos hierros, equipos, un poco de churre. Luego de graduada me costó incorporarme, pasé unos 15 días sin presentarme al centro buscando cómo cambiarme, realmente no quería venir para acá, pero no pudo ser y tuve que empezar.

“Comencé el adiestramiento como tecnóloga en la Planta, al inicio fue complejo por la cantidad de hombres, no todo es bonito ni extremadamente limpio, por lo que esas condiciones no eran compatibles con mis características. A veces tiendo a ser muy perfeccionista y me fue difícil encajar, con tantas aristas y diversidad -diferentes edades, formaciones, peculiaridades, especialidades-, pero no me fue embarazoso.

“Ciertamente se aprende, y profesionalmente se crece, llegas con los conocimientos de la academia, donde te hablan del equipamiento y los distintos procesos tecnológicos; creo que eso fue lo que me enganchó y me enamoró.

“Recuerdo que al año de estar aquí me llamaron para formar parte del claustro de profesores de la Casa de Altos Estudios santiaguera, y dije que no, ya me gustaba y sentía amor por la labor que realizaba, aunque no perdí el vínculo con la Universidad y continué mi superación e hice la maestría en Ingeniería en Procesos.

“Luego entraron otros jóvenes y formamos un buen equipo, y se nos hizo más amena la estancia, y al final nos quedamos todos, la fuerza de trabajo casi no fluctúa, las personas llegan y se jubilan aquí”.

¿Cómo es un día de trabajo en la ‘Refinería’?

“Ningún día es igual a otro, siempre vas a tener una situación difícil que resolver, lo que va cambiando es esa propia situación, siempre hay una decisión importante que adoptar y hacerlo con la mayor precisión porque tiene una repercusión que no es únicamente para la entidad, sino que tiene un impacto directo en el territorio, en la economía, por lo que constantemente sientes esa responsabilidad. El combustible tiene que llegar a su destino final y casi nunca se cumple con normalidad, siempre existe un problema por resolver.

“Un día en el centro, es desde muy tempranito, hasta muy tarde, esto sí no cambia, muy pocos pueden dedicar ocho horas a su puesto, los que dirigimos, le puedo asegurar, que son no menos de 12 horas; los días normales de trabajo son de 14 a 16, y cuando se presenta alguna situación pueden ser más, la mayoría salimos en las primeras horas de la mañana y regresamos de noche”.

¿Difícil dirigir a un colectivo donde predominan los hombres?

No lo creo, no soy la primera mujer en regentar la ‘Hermanos Díaz’, me antecedieron dos compañeras -desde el 2000 el centro está bajo el mando femenino y ellos han aceptado esa dirección-, para mí nunca ha sido un problema ¿mi fórmula? es estar donde está el problema, interactuar con los trabajadores para que las cosas salgan bien, convirtiéndose en una habilidad para entenderlos.

¿Cuál ha sido la clave para mantenerse produciendo amén de la situación económica del país y a nivel internacional?

“Hemos aprendido a trabajar en equipo para poder subsistir, entendimos que el éxito está en estar con los obreros, y tenemos una palabra de orden: ‘ponte creativo’ porque la tarea es difícil.

“Esta es una industria con grandes exigencias técnicas, materiales y de recursos humanos, por lo que no podemos pensar en que una tarea la vamos a resolver normalmente, repito, hay que ser creativos para hacer las cosas aunque con recursos que no son los concebidos para tal o más cual trabajo, hay que ir haciendo determinadas adaptaciones.

“Hoy podríamos estar casi paralizados, el crudo que se debe refinar aquí prácticamente desde 2016 no hay posibilidad de procesarlo y desde 2021 refinamos un crudo que nunca en la vida hubiéramos purificado, pero hicimos lo imposible y lo posible para continuar produciendo”.

¿Momentos duros con los que ha lidiado y tomado decisiones?

“En ‘Refinería’ los días son muy tensos y se debe tener la habilidad de no hacerlos estresantes en corto tiempo, porque no logras seguir adelante y centrarte en que tienes que resolver el problema y lograr un resultado satisfactorio para todos.

“Un principio de incendio cuando arrancábamos la planta de producción de gasolina, y sí, fue muy preocupante, tuvimos que razonar el nivel de riesgo para los presentes. Ver a mis operadores actuar, solo nos quedaba el aliento de que son especialistas preparados para esas eventualidades, en ese instante todos quieren ayudar, y nos toca decir, no, esto no lo puedes hacer, esto sí, quita aquí, allá…, y pensar que de la decisión que adoptes, depende la vida de esas personas”.

¿Riesgosa la labor que realizan?

“El riesgo es constante, tenemos una de las bases de tanques de combustible más grandes del país, nuestras plantas operan a alta presión y temperatura, hay tres calderas, torres que funcionan con nitrógeno, está el triángulo del fuego, oxígeno, combustible, y las altas temperaturas.

“El peligro es inevitable, pero tienes que conocerlo y saber qué se hace en cada situación; no trabajamos con miedo y el riesgo se vuelve normal, aclaro no es que se conviva con el riesgo, son de obligatorio cumplimiento las normas establecidas para evitar accidentes, nuestra premisa es la seguridad industrial y la protección contra incendios”.

¿Anónimo el trabajo de la ‘Refinería’?

“La refinación de combustible es la base de casi todos las ramas del desarrollo socioeconómico; sin embargo, lo que ve el pueblo es el producto final, cuando pasan por un servicentro, las termoeléctricas, por solo poner dos ejemplos, estos no pueden funcionar sin el combustible.

“Recepcionamos el crudo, sea de importación o de cabotaje interno en el país, lo manipulamos desde que el buque atraca hasta que sale el producto final, y aunque es ingrata la labor, nos sentimos satisfechos”.

¿Cómo la Directora General de la ‘Refinería’ lleva el trabajo, casa, niños, familia?

“La familia es un ‘retén’, si no fuera por ellos, no podría lograrlo, me apoyan incondicionalmente, escuchando la pregunta, pensé en mi mamá -que ya no está-, quien fue siempre mi mayor ‘retén’, me impulsaba a hacer cosas, me hacía entender que ella estaba ahí en la retaguardia, todos me han apoyado, mi papá, mis hermanas, mi esposo.

“Dedico mucho tiempo a la ‘Refinería’, eso es inevitable, pero he tenido el cuidado de que las personas que me auxilian no me sustituyan.

“Trato de no perderme los acontecimientos en la vida de mis hijos y aunque fuera corriendo y a última hora estoy, es imprescindible para mí. Soy la madre que llego tarde a casi todas las reuniones, pero no dejo de ir, y quizás el encuentro es al final con la maestra, siento que es mi responsabilidad. Si había una actividad, los llevan, pero me incorporo.

“Es mi deber repasarlos a pesar de mi horario irregular, lo que con un costo para ellos, han tenido que esperar por mí hasta las 9:00 y las 9:30, hacer un proyecto, un seminario… Siempre, siempre he buscado el equilibrio para llevar las dos cosas.

“Ya están más grandes, pero al tener menos tiempo, ha hecho que ellos tengan obligaciones, el más pequeño me dice: ‘yo soy el niño de mi escuela que más cosas hace en la casa’, y le digo, siéntelo como algo bueno, al no estar he tenido que enseñarlos y exigirles a que tengan quehaceres, y aunque yo esté, tienen que hacerlo”.

¿Irene, la directiva, la ingeniera química, la madre, la esposa, la hija, volvería a transitar los laberintos de la ‘Hermanos Díaz’ dejando sus huellas?

“Si le contestara con rapidez le diría que no, es mucho trabajo, pero realmente uno se enamora de este gigante de hierros, depósitos, muelle. He cumplido las expectativas que dan en la academia y me ha dado la posibilidad de trabajar con placer y lo voy hacer mientras tenga la disposición, pues las personas que me rodean están comprometidas, dispuestas a sacrificarse, hemos formado una familia.

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Angela Santiesteban Blanco

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