Escondían el verdadero plan. Sus intenciones no eran electorales, sino violentas. Así quedó demostrado en las últimas jornadas, con una ola de terror financiada por la ultraderecha nacional e internacional, bajo la anuencia de la Casa Blanca, como ha denunciado el mandatario.
Sabotaje a las sedes de organismos públicos, destrucción de máquinas y material electoral, y de símbolos de identidad nacional y obstrucción de la vía pública son algunas de las acciones terroristas perpetradas.
Por otra parte, la Asamblea Nacional (AN) aprobó un proyecto de Acuerdo de reconocimiento a los resultados electorales del 28 de julio y, en instalación conjunta del Consejo de Estado y Consejo de Defensa de la Nación, Maduro pidió asesoría para fortalecer el sistema de bioseguridad del país.
Además, anunció la creación de un fondo económico y nombró una comisión para proteger a las familias víctimas de los «comanditos fascistas», así como la conformación de una Comisión especial para que la an asuma la defensa en las redes sociales, y solicitó desplegar un plan de patrullaje y protección en las calles venezolanas. También determinó crear un sistema de protección a los líderes populares en las comunidades. Finalmente, notificó que se abrirá una ventana para la denuncia de las actividades criminales.
Mientras tanto, en el centro caraqueño, y en otras ciudades del país, el pueblo ha salido a las calles con la bandera tricolor para defender, en marcha unida, la paz y la estabilidad nacional.