Así es la educadora Carmen Mancebo. Hasta hace pocas semanas fungió como Jefa del Departamento de la Enseñanza Especial en Santiago de Cuba, luego de más de cuatro décadas dedicadas al magisterio, una profesión a la que entregó sus mejores energías.
Por eso al conocer la noticia de su jubilación la nostalgia fue inevitable. No tuve el placer de conocerla cuando aún impartía clases pero he sido testigo del cariño que les profesan sus antiguos alumnos, esos que aún la llaman maestra, los que desbordaban de alegría cuando visitaba sus escuelas.
La contactamos para una entrevista y como de costumbre intentó negarse pues nunca ha sido muy amiga de las cámaras. Logramos convencerla con el argumento de que sus estudiantes merecían conocer su hermosa trayectoria; una manera de despedirse oficialmente de esos niños y jóvenes que han formado parte de su valiosa existencia.
“Hoy me encuentro viviendo otra etapa de mi vida y me siento satisfecha del deber cumplido e independientemente de que las actividades laborales han cesado para mí, estoy en la disposición de ser útil y siempre que me necesiten ahí estaré”, afirmó.
Durante la entrevista no pudo evitar las emociones, su voz entrecortada en ocasiones, sobre todo al referirse a la Enseñanza Especial, la que junto a su familia e hijos, considera lo más importante de su vida.
“El trabajo con niños con necesidades educativas especiales, es lo mejor que me ha podido pasar. Ese intercambio con ellos me convirtió en una mejor persona, más humana y sencilla; me permitió compartir sus alegrías, tristezas y sueños y fue un incentivo para mi constante superación”, aseveró.
En su trayectoria consta su labor como maestra en la Escuela Especial para niños con necesidades educativas especiales de tipo Intelectual William Soler Ledea, de 1980 a 1987 y luego de 1987 -1991 en el mismo centro que entonces recibía a niños con Retardo en el Desarrollo Físico (RDP), y como directora desde 1992 a 1996. Posteriormente ocupando el mismo puesto de directiva en la Antonio Fernández León para niños ciegos y baja visión (1997 a 2006).
“A este centro llegué con la idea de que serían unos seis meses y estuve más de 15 años, pues en el 2006 cumplí misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela como logopeda y a mi regreso me reincorporé por unos cuantos años más. “De esa etapa tengo recuerdos muy hermosos. El trabajo con los infantes de esta escuela de discapacidad visual -que fue donde más tiempo estuve trabajando- fue inigualable. Verlos crecer y convertidos en profesionales, deportistas… ha significado mucho, es la mayor satisfacción que uno pueda tener, además del reconocimiento de la familia, de la comunidad y de los compañeros de trabajo con los que tuve el honor de compartir”, afirmó.
Durante su vida laboral también fungió como profesora en la Facultad de Educación Especial; fue consultante, tutora, ponente y oponente de trabajos científico-metodológicos, además de su participación en los diferentes cursos, postgrados, eventos provinciales, nacionales e internacionales, entre otras actividades que consolidaron su superación y la hicieron merecedora de innumerables medallas y reconocimientos.
Por eso y mucho más su despedida ha sido una noticia que ha aflorado tristezas, así como sentimientos especiales de muchos que junto a ella se han consagrado a una enseñanza tan sublime. Estos fueron algunos de los comentarios de sus compañeros de trabajo.
-Carmen Mancebo Cumbá es una persona especial en la vida de muchos educadores santiagueros y de Cuba. Paradigma en la formación y desempeño de las nuevas generaciones. Estará en nuestros corazones por lo importante que fue y es para nosotros.
-Siempre estuvo ahí para animarnos, nos tendió sus manos sin pedírselas y las puso en nuestros hombros sin pedir nada a cambio. Gracias a ella descubrimos la amistad verdadera, aprendimos a confiar, creer, querer y más. Muchas son las estrellas que vemos, pero a nuestros ojos no hay una como Carmen.
-Los educadores y amigos la admiran por su ejemplaridad como educadora, madre incondicional, Mariana de todos los tiempos. Desde sus inicios en el ámbito laboral ha demostrado ser una persona leal, en quien se puede confiar, inteligente, positiva, activa y divertida. Tiene tantas cualidades que se nos hace difícil no verla con otros ojos. Jamás la hemos visto derrumbarse cuando algo en su vida se ha puesto difícil, siempre ha sabido salir adelante.
- Qué bonito es ser parte de la vida de alguien como Carmen, porque hace que las personas que están a su alrededor aprendan de todo ese espíritu positivo. Deseamos que todo en la vida le vaya muy bien y que nunca olvide que en la Educación Especial tiene personas que la extrañarán demasiado.
Así se han despedido sus compañeros de trabajo, hermosos mensajes llegados a nuestra redacción, que reflejan no solo el cariño sino también la gran familia que cultivó durante tantos años brindando todo su amor al magisterio, a la enseñanza que refiere, la hizo crecer y ser mejor persona.
Mancebo, agradece a la Revolución y a Fidel la posibilidad de haberse convertido en una profesional y a todas las personas con las que ha trabajado, los que contribuyeron de una manera u otra a su crecimiento personal y profesional.
“La educación especial me hizo sentir como una reparadora de sueños, y entender las palabras del maestro al decir 'Benditas sean las manos que rectifican estas equivocaciones, y endulzan estos errores sombríos de la ciega madre creación'”.