Digo esto porque llaman la atención los miles de millones de dólares que asignan a la esfera militar, mientras otros pero miles de personas andan por las calles con el cielo como techo o tienen que acudir a pedir bonos estatales para poder comer.
Por el contrario, hay países con grandes recursos, que en cuanto tienen dificultades económicas deciden recudir el presupuesto previsto inicialmente a esa actividad, sin dudas muy influyente en la vida de los pueblos.
En el caso de Cuba, de acuerdo con la política gubernamental de priorizar, sobre todo, al ser humano, se prioriza la actividad social, en particular, a los más vulnerables, tanto en el aspecto monetario como en artículos y especies.
Según consideraciones recientes de la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, en declaraciones a la prensa, el Presupuesto “es un instrumento que, aun en medio de la compleja situación económica del país, respalda la voluntad del Partido, el Estado y el Gobierno de preservar las conquistas sociales de la Revolución”. Es un respaldo al principio de la justicia social cubana.
Así, el 72 % del Presupuesto estatal estará dedicado al aspecto social: la Salud, la Educación, la Asistencia y Seguridad Social, la Cultura y el Deporte, informó la Ministra.
A la Salud Pública, el 21 %: la Seguridad Social, el 21 %; la Educación, el 19 %; la Asistencia, 3 %; la Cultura, el 3 %; y el Deporte, el 2 %. Eso significan 251 222 millones de pesos para la actividad social; con unos cinco mil millones de pesos de aumento para jubilaciones y pensiones; 300 millones de pesos aumento al sector educacional.
Además, dos mil millones 500 mil pesos para el pago del aumento del precio del combustible en el mercado internacional, cifras que impresionan para un país pequeño, del Tercer Mundo, y bloqueado desde hace más de 60 años por los Estados Unidos.
El Presupuesto es un instrumento para el desarrollo de la sociedad, pero antes debe estar presente la voluntad política en pos de la justicia social.