Quizás porque ya nos habíamos acostumbrado a la periódica obscuridad y sus ciclos, durante varias horas y varias veces al día, también ahora nos resulte “normal” que ya tengamos luz y la televisión y otros medios informativos nos digan cada mañana que no hay déficit de generación en las horas pico. Que la Guiteras, la Felton o Renté, al igual que otras que nos mortificaron a lo ancho y largo del país, están incorporadas y entregando completo al sistema nacional. Que comenzamos a tener una pequeña reserva que se irá ampliando gradualmente para enfrentar contingencias que siempre se pueden producir en cualquier momento. O que tenemos varias unidades detenidas por mantenimiento, pero no hay afectación en las próximas 24 horas…
Todavía recuerdo a varios incrédulos que apostaban a que aquellos apagones serían prácticamente eternos; que no había tal posibilidad de recuperar el funcionamiento estable y eficiente de una red de plantas productoras de energía con tantos años de obsolescencia y falta de atención técnica, situación frente a la cual por tanto cualquier estrategia de solución estaba llamada al fracaso.
Aunque falta mucho por hacer, la luz y energía que ya disfrutamos con bastante estabilidad es la confirmación del compromiso contraído por nuestro presidente y todos los trabajadores del sector eléctrico de mejorar la situación a partir del presente mes de diciembre. Palabra empeñada y palabra cumplida, a pesar de las terribles afectaciones ocasionadas por el huracán Iam y más de una rotura de las principales plantas generadoras del país, en semanas y meses pasados.
Repito: no hay milagro en ello. Sólo derroche de esfuerzo, de algunas inversiones situadas en la dirección adecuada, de la solidaridad internacional y nacional, y de la inteligencia, vergüenza y coraje de técnicos y obreros de la electricidad, que convirtieron su jornada laboral en una batalla interminable contra la adversidad y las dificultades.
No ha sido fácil cuando se carece de recursos, los problemas a atender son muchos y además la naturaleza parece estar en contra nuestra. Pero se ha demostrado una vez más que podemos recuperarnos y sobreponernos a obstáculos de todo tipo y vencer en el cumplimiento de metas y compromisos, por muy inalcanzables que parezcan.
Vale también como lección para aquellos que en algún momento carecieron de la fe necesaria y la confianza en la palabra de nuestra dirección revolucionaria. Ellos, la dirección, también merecen el reconocimiento de todo nuestro pueblo por su desvelo y tenacidad en la lucha que se lleva a cabo en el país contra las adversidades, el sub desarrollo y el enfrentamiento a los enemigos externos e internos.
Tenemos luz, pero ojo con el derroche. El ahorro de energía y de cuanto recurso poseemos, tiene que convertirse en un indicador más de la eficiencia que debe estar presente en toda nuestra gestión, tanto doméstica como laboral, económica, científica, cultural o política. Ella requiere el análisis profundo, objetivo y experto de la situación, evaluar recursos y posibilidades, y trazarse objetivos exigentes pero alcanzables, en dependencia de hacer las cosas de manera correcta e inteligente. Lo demás es impregnarlo de optimismo y luchar por la victoria.
Aunque no se trata de un milagro, repito, sí es algo como para exclamar cada mañana o cada noche, como en el famoso pasaje bíblico, pensando en los héroes de esta batalla: ¡Gracias, porque ya tenemos electricidad!, ¡Por fin se hizo la luz!
(Tomado de la Emisora Radio Mambí)