Este diálogo tuvo lugar en las primeras horas del 26 de julio de 1953, en la Plaza de Marte, de Santiago de Cuba. La interrogante pertenece al doctor Mario Muñoz Monroy; la respuesta, al jefe de la acción de ese día, Fidel Castro Ruz.
Poco después, en el mismo auto, partirían hacia la Granjita Siboney; de ahí – en autos distintos- para el asalto al Cuartel Moncada. Fidel entraría por la Posta Tres; Mario Muñoz ocuparía su puesto, junto a Abel Santamaría, en el Hospital Civil.
Luego de concluir el combate y ser hecho prisionero, el doctor Muñoz sería asesinado por los esbirros de la tiranía. Así, murió el mismo día de su cumpleaños.
Mario Muñoz Monroy había nacido en Colón, Matanzas, donde cursó sus primeros estudios. En 1942, se graduó de médico en la Universidad de La Habana. En la época de turbulencia política que le correspondió estudiar su carrera, se sumó a las luchas estudiantiles y al combate contra el tirano Gerardo Machado.
Ingresó al Directorio Estudiantil Universitario. Participó en las demandas del estudiantado, como fueron la autonomía universitaria, libertad de los presos políticos y solución técnica de los problemas de la segunda enseñanza y en el movimiento por el aumento de matrículas gratuitas.
En 1938 participó en dos huelgas universitarias, la de enero, por la realización de exámenes parciales y la eliminación de los finales, y la de octubre-noviembre, que exigía el cumplimiento de 29 puntos, entre ellos la no rebaja del presupuesto universitario, la creación de una imprenta en el alto centro docente, la cesión de un local para la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), la apertura de la biblioteca general en horario nocturno y la reforma universitaria.
Ya graduado, en su natal Colón, trabajó en una Casa de Socorros y como radiólogo en un hospital, pero renunció en ambos casos, negándose a los rejuegos politiqueros que utilizaban los servicios de salud para los fines electorales.
Buscando los caminos de la revolución que soñaba, ingresó al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) liderado por Eduardo Chibás. Pero, como otros jóvenes luchadores, comprendió que desde ese partido no se podía aspirar a la verdadera liberación cubana. Por eso, luego del golpe de estado del 10 de marzo de 1952, decidido a combatir contra el dictador Fulgencio Batista, identificó en Fidel al hombre capaz de conducir la lucha y llevar a la victoria a una verdadera revolución.
El médico de tempranas inquietudes revolucionarias, encontró el tiempo, además, para su realización como piloto y radioaficionado.
Su hogar se convirtió en un centro de encuentro de los revolucionarios, entre ellos Fidel y Abel, primero y segundo jefes del asalto moncadista. Así se convertiría el joven médico en uno de los asaltantes del 26 de julio de 1953. En la Granjita, se vistió con el uniforme de los asaltantes, pero, por decisión de Fidel, tuvo que cambiarlo por el de médico. Sobre la salida para el combate, recordaría la heroína Melba Hernández:
“Salimos en el carro manejado por Mario Muñoz. En el asiento de alante, Muñoz con Julio Reyes Cairo, un muchacho de Colón; en el de atrás, Raúl Gómez García, Yeyé y yo. Y allí llevábamos las banderas, los himnos, el llamado al pueblo que se haría desde allí, porque habríamos tomado una estación de radio para informar al pueblo y hacerle un llamado.
“Pero yo necesito decir algo sobre el doctor Mario Muñoz. El fue hecho prisionero, como todos los que estábamos allí en el hospital. A él lo sacaron a pie, como a nosotros, poco antes que a nosotras dos, con un grupo de detenidos. Y cuando íbamos por una de las calles interiores del Cuartel Moncada, Mario discutía con dos militares que lo llevaban preso y vimos cómo uno de ellos… lo empujaban, casi lo tumbaban, le decían de todas las cosas que ustedes saben que se dicen… a uno de ellos no le fue suficiente aquello y le tiró por la espalda. Y lo vimos caer de un solo tiro allí en la acera de aquella callecita interior.
“Esto queremos decirlo porque Mario fue un compañero muy entusiasta, de mucho optimismo, muy útil no sólo como médico, sino también como radioaficionado. Fue muy útil en todas las cosas”.
Reiniciada la lucha armada, luego del desembarco del Granma y la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, el nombre de Mario Muñoz Monroy se multiplicó en el combate, al llevarlo el Tercer Frente Oriental, bajo el mando del Comandante Juan Almeida Bosque, cuyo papel sería de marcada importancia para el triunfo del 1ro. de enero de 1959.
El 26 de julio, de esta forma, está ligado en la figura de Mario Muñoz Monroy en tres momentos cumbres: su nacimiento, su muerte y su entrada definitiva a la historia de la Revolución cubana, como uno de sus héroes gloriosos.