Llega un nuevo aniversario en medio de una situación económica-financiera difícil pero los santiagueros no se detienen ni se aminoran ante las dificultades; sus calles se engalanan y la historia se hace más rica a cada paso.
El Parque Céspedes en el medio de espectaculares y reconocidos sitios no envejece, cada día más cultural, recibe como los padres a sus hijos, a personajes populares de la ciudad y a las familias que lo escogen para refrescar en las tardes y las noches más calurosas.
Rodeado de prestigiosas e insignes espacios que con los años se erigen más bellos. Por un lado la iglesia La Catedral, devastada por el paso del huracán Sandy en el 2012 y que luego recibió una restauración capital que nos permite observarla en todo su esplendor.
La casa de Diego Velázquez, hoy convertida en museo, el hotel Casa Granda, la casa de Gobierno, son otros de los espacios que enriquecen esta parte del centro de la ciudad, no solo por su arquitectura sino también por la historia que encierran.
La ciudad de Santiago de Cuba pareciera un cuadro, una pintura entre el pasado y el presente, entre un siglo y otro; sus balcones y sus altos edificios, sus calles estrechas y sus anchas avenidas; sus callejones adoquinados entre el asfalto que esconden rieles del ayer, la urbe desde donde se divisan las montañas.
Quienes nos visitan no dejan de recorrer su calle Enramadas, su malecón, Avenida Victoriano Garzón, el cuartel Moncada, el cementerio Santa Ifigenia, entre otros lugares de gran interés histórico y cultural; pues eso somos, una mezcla de entre el pasado y el presente; santiagueros enamorados constantes de una tierra, celosos eternos de nuestras