Santiago de Cuba,

Idelma, 30 años en el “Oncológico”

30 June 2024 Escrito por 

Idelma conoce el “Oncológico” como la palma de su mano. Entre esas paredes ha tejido buena parte de su historia.

“Hace 30 años que trabajo aquí. Imagínese. A este hospital le he dedicado más de la mitad de mi vida, y seguiré aquí mientras pueda porque me gusta lo que hago”.

“Mi función es velar por que se cumpla todo lo establecido en cuanto a la alimentación de los pacientes, acompañantes y trabajadores. Siempre les digo a mis compañeros que todo el que viene a este centro a recibir atención necesita ser tratado lo mejor posible, y de nosotros depende ofrecerles los alimentos que necesitan, bien elaborados, eso es parte de ese buen trato que tenemos que dar.

“Para trabajar en Salud Pública hay que tener sensibilidad y respeto por las personas, y más si se trabaja con pacientes que están luchando contra el cáncer. Aquí todos tenemos problemas y preocupaciones, pero que una vez que entramos al hospital hay que poner eso a un lado, y dar lo mejor de nosotros porque la gente viene en busca de atención médica, y la dieta forma parte del tratamiento, por tanto hay que hacerlo con lo que tenemos, pero hay que hacerlo bien para poder ayudar a esos pacientes, a su familia, y al Hospital”, explicó.

Idelma Ávalos Mejías es la jefa de Cocina-comedor del Hospital Oncológico Conrado Benítez, en Santiago de Cuba, y durante varios años ha sido elegida como trabajadora vanguardia del centro.

Dicen sus compañeros que no repara en fines de semana, días festivos ni horas extras…

“La mejor manera de demostrar ese humanismo que tiene es trabajar. Es una mujer de grandes cualidades, y eso lo vemos a diario: nunca llega tarde, nunca falta, nunca se niega a realizar una
tarea por compleja que sea, y ha logrado crear un equipo unido, que la sigue, y se entrega como ella”, afirmó Lázaro Sánchez Ricardo, vicedirector administrativo de la institución.

Hay muchas personas en el sector de la Salud cuyo nombre y méritos casi nunca trascienden el ámbito laboral; y sin embargo resultan esenciales en el empeño de elevar la calidad de los servicios.

Para cambiar lo que no anda bien y aunar voluntades a favor de la empatía, del respeto y del acompañamiento que tanto necesitan los enfermos, no es preciso haber ganado un título universitario. A veces solo basta tener ese talento, que como dijo Martí, “es tener buen corazón”.

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Indira Ferrer Alonso

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