Cada 13 de abril –aniversario de su natalicio- y cada 14 de abril –aniversario de su deceso- son motivos más que justificados para recordar la impronta de Ado y su trascendencia como figura icónica de la locución y la conducción radial y televisiva.
En el teatro de la emisora CMKC Radio Revolución, la viuda de Sanz Milá, su hija y su nieta se unieron al colectivo de esa casa radiofónica para recordarlo. Y como siempre, el tiempo no alcanzó para tantas vivencias y anécdotas alrededor de ese nombre que reunió en tres letras: Ado, casi todo el palpitar de la radio santiaguera.
Y los de Patrimonio Cultural organizaron una muestra sobre Sanz Milá en el Museo de la Música Pablo Hernández Balaguer, en la Avenida Rafael Manduley, en el reparto Vista Alegre.
Las licenciadas Tatiana Bees Horrutiner y Virginia Cuza Morilla, con el apoyo de la familia de Ado, montaron la muestra que estará en exhibición hasta el 18 de abril.
En la apertura estaban también la viuda, la hija y la nieta; trabajadores de Patrimonio, especialmente del Museo de la Música; vecinos de la institución, personal de la radio santiaguera, y alumnos de música de la Escuela de Arte Pepito Tey.
El destacado locutor y conductor cumplió 49 años el 13 de abril de 2015 y repentinamente falleció al otro día, en su querida Santiago de Cuba, dejando un vacío...
Ahora en el Museo de la Música, junto a la vitrina con fotos, diplomas, reconocimientos, el libro de condolencias, algunos trofeos, y dos de las camisas de entre las que hicieron a Ado Sanz Milá uno de los santiagueros más elegantes, aparece su imagen sonriente sobre este texto:
“Después los 10… ¡puro trajín y más alboroto! Más allá los 20: ¡el furor continúa! Entramos al juego de los 30, más discretos; pero todavía con ruido! Y aparecen los 40 en clarinada. ¿Por qué será que a partir de aquí bajan de tono las sinfonías? Llegó mi 13 de abril, como aquel día travieso de 1966. Voy caminando al borde de los 50 (sin cumplirlos todavía ni quererlo). Ay, mis amigas y amigos… ¡se siente una incertidumbre…! Lo único que me anima entonces es que hoy vuelven los que nos quieren por todos los caminos: teléfonos, palmadas, telegramas… reaparecen los muertos queridos con su raro calor… la familia de lejos diciendo: no hay distancias… ¡Gracias a todos por no olvidarme! El tiempo es, en verdad, una bendición. ¡Gracias a los dioses cotidianos! Hoy no es mi día de nacer, sino de renacer, para seguir viviendo, a decir del poeta: “eternamente todavía”.
Ado Sanz
13 de abril de 2015