Más de un siglo después, poco ha cambiado el panorama. Por primera vez se enfrentaron en la noche del martes, los actuales candidatos, Kamala Harris y Donald Trump, y como era de esperar, se volcaron «cubas de lodo sobre las cabezas».
El expresidente acusó a la administración Biden por sus «erróneas políticas migratorias», asegurando que el actual mandatario permitió la entrada de delincuentes y enfermos mentales al país, destinados a desplazar a los estadounidenses de sus empleos y viviendas.
Mientras, la actual Vicepresidenta criticó duramente las políticas de Trump, vinculándolo con el plan conservador Proyecto 2025, que busca consolidar el poder republicano y restringir el acceso al aborto en Estados Unidos.
En el debate no podía faltar el tema de las armas. Al respecto, Trump aseguró que «la Vicepresidenta tiene un plan para confiscar las armas de todo el mundo». Sin embargo, si alguien respiró aliviado creyendo que la candidata demócrata se proponía actuar para detener el flagelo de la violencia armada, recibió el clásico jarro de agua fría, porque de inmediato Harris refutó a Trump.
«No vamos a confiscar las armas de nadie», aclaró, alegando que tanto ella como Tim Walz, su candidato a vicepresidente, son propietarios de armas.
Tampoco faltaron las acusaciones de ser los causantes directos del fracaso de ee. uu. Ambos se lanzaron dardos de responsabilidad con la situación económica, la pérdida de empleos, los problemas sociales en aumento, etcétera.
En el colmo del desvarío, el candidato republicano acusó a Harris de ser marxista, lo que provocó no pocas risas entre los presentes.
Otro tema recurrente en el discurso del republicano fue el conflicto en Ucrania, pues Trump repitió su aseveración de estar dispuesto a detener la contienda entre Rusia y Ucrania.
Por su parte, Harris acusó al magnate de «admirar a dictadores» y, siguiendo esa línea de ataque, acusó a su rival de ser amigo de Putin y, además, de «vender el país a Pekín».
Sobre otros de los temas candentes, la aspirante reafirmó su compromiso con la protección de los derechos reproductivos de las mujeres.
Con relación a Israel y Palestina, ambos tienen diferencias solo de matices, Trump tildó a su oponente de ser hostil con Israel y débil con Irán, en una discusión acalorada, pero con un final en que ambos convergen en justificar la masacre en Palestina y en apoyar al sionismo.
Ausentes en el debate estuvieron temas centrales, como la creciente deuda nacional, el impacto del costo del servicio de esa deuda, las prestaciones sociales o la inflación creciente.