El poderoso político aceptó, durante años, sobornos, obstruyó la justica, y fue parte de fraude electrónico y extorsión. Entre sus acusaciones pesa, incluso, la de recibir pagos para actuar como agente extranjero de otros gobiernos.
Menéndez fue presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y, junto a Marco Rubio y Ted Cruz, compone la trilogía de senadores de origen cubano encargada de patrocinar la mayoría de las iniciativas desestabilizadoras contra el Gobierno y pueblo cubanos.
Algunos analistas aseguran que influenció al actual presidente estadounidense, Joe Biden, para que no cumpliera la política prometida durante su campaña electoral, con respecto a las relaciones con la Isla, pues por su posición de demócrata y su puesto en el órgano legislativo, el Jefe de Estado corría el riesgo de perder su apoyo en importantes aspectos de la agenda de gobierno si el senador no era escuchado.
Bastante demoraron en salir a flote los verdaderos valores del senador, quien en 2017 había sido acusado de corrupción, según recuerda la agencia ap. Consta que el juicio terminó debido a que el jurado no pudo llegar a una decisión.
Antes, en 2015, había sido objeto de una acusación formal por utilizar su posición en el órgano legislativo para presionar a funcionarios del Gobierno para «ayudar» en una disputa de facturación de Medicare al doctor Salomon Melgen, íntimo amigo suyo, que le pagó más de un millón de dólares en obsequios y contribuciones de campaña.
Sin embargo, esta vez a la altura de 2024, según la Fiscalía, todas las pruebas revelan su culpabilidad, y no quedan dudas de que el senador de New Jersey utilizó, en varias ocasiones, las influencias de su cargo para ayudar a enriquecer, junto a su esposa Nadine Menéndez, a los empresarios Wael Hana, Fred Daibes y José Uribe, a cambio de sobornos.
Nadine es la otra gran figura en este tablero de ajedrez, por su participación en los hechos y tras la confirmación de que parte de los lingotes de oro, las grandes sumas de dinero y los carros lujosos eran de su pertenencia, de acuerdo con declaraciones de su propio esposo.
En este caso «familiar» no faltaron las alusiones a Cuba. Ante el capital encontrado en el allanamiento a la vivienda de los Menéndez, cínicamente el senador argumentó que eran parte de su cuenta de «ahorro personal» guardada para «emergencias», frutos de 30 años en los que retiró «miles de dólares en efectivo» debido «a la historia de mi familia enfrentando confiscaciones en Cuba».
Pero la mentira tiene patas cortas…
Al escuchar su dictamen, relatan medios locales, Menéndez pareció sacudir la cabeza, apoyó sus codos en la mesa de la defensa y, de paso, cubrió con sus manos una expresión de derrota.
Al parecer la cárcel espera por uno de los demócratas más influyentes del Senado.