Dijimos adiós a familiares, amigos y personalidades públicas, víctimas de una enfermedad que vino a paralizar nuestra vida, cambiando rutinas e imponiendo nuevos modos de hacer.
Empezamos a abrazarnos con los ojos, la casa se convirtió en refugio seguro y cubrimos parte de nuestro rostro para evitar el contagio. En medio de este ambiente tan hostil aprendimos un poco más de la resiliencia , el valor de los seres queridos y el agradecimiento.
Cada mañana el parte de las 9:00a.m. reunía millones de familias interesadas en la evolución de pacientes que ni siquiera conocían, la esperanza se sustentó en la posibilidad de una cura, un medicamento, algo que frenara el contagio.
Así fueron anunciados nuestros candidatos vacunales, ensayos clínicos y finalmente las vacunas, que con talento y altruismo elaboraron los valiosos profesionales de las ciencias médicas y biotecnológicas en Cuba.
Esquemas completados y dosis de refuerzo fueron suministradas, devolviéndoles poco a poco el ritmo normal a los días. Llegó el momento de sonreír y retirar las mascarillas, la orientación no se hizo esperar y despedimos en días la prenda que nos acompañó largos meses.
Sin embargo la alarma sigue ahí y cuidarnos es hoy prioridad para no retornar en el tiempo. Las vacunas no evitan el contagio totalmente, sino que elevan nuestras defensas y procuran impedir que la enfermedad llegue a sus manifestaciones más graves.
Durante las dos últimas semanas el territorio nacional ha experimentado un alza de los casos positivos, por encima de los 50 diarios. Aunque existe control evidente de la enfermedad, mantenerlo dependerá del autocuidado y la responsabilidad. Nuestras decisiones son determinantes para lograr que estos repuntes no se conviertan en una nueva oleada.
En conferencia de prensa ofrecida por el doctor José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, este recalcó "las personas vulnerables por sus padecimientos continúen usando la mascarilla como medida de protección, no solo ante la Covid-19, sino también contra la influenza y otros virus respiratorios. Haber eliminado la obligatoriedad del nasobuco no significa desconocer sus beneficios en lugares con aglomeración, poco ventilados o que supongan riesgo.
Los meses de verano resultan propicios para el desarrollo de actividades recreativas y de ocio, por ello mantener la prevención a partir del distanciamiento físico, la higiene de las manos y superficies, así como el uso de las mascarillas es imprescindible para evitar complicaciones que perjudiquen nuestra salud.
Transcurren en nuestro Santiago jornadas de congas, vivimos hace poco el Festival del Caribe y próximamente participaremos en las fiestas tradicionales, cargadas de la alegría y el entusiasmo de nuestra gente, celebraciones que también provocan mayor circulación y concentración de personas y requieren aumentar la percepción del riesgo.
Mantenernos alertas, proteger a los más vulnerables y adoptar las medidas higiénico sanitarias dictaminadas, constituyen la mayor defensa contra un virus que ya nos arrebató suficientes sonrisas.