Una realidad es ineludible: no habrá retroceso en la carrera por el tránsito de la mayoría de los servicios no vitales, a las formas de gestión no estatal, entre las que sobresalen por los volúmenes económicos las Mipymes, que llegaron para quedarse en el escenario de relaciones económicas de la sociedad cubana.

La cuestión no implica retrocesos, pero una cosa está clara, algún mecanismo estatal se debe aplicar para poner freno y orden a los precios que son, en última instancia, el reflejo de éxito o no de la política económica interna.

No es posible, mejor dicho, no debería ser posible la anarquía total a la hora de poner precios que hasta el momento son arbitrarios, pues NO están basados en calidad de productos, gastos incurridos ni valores agregados y oportunistas, ya que aprovechan el déficit de ofertas, en ambos casos ingredientes ideales para la inflación.

Otra realidad atiza el asunto: las Mipymes venidas a la economía cubana para ayudar al Estado con el peso de los servicios, y hasta ahora solo han ayudado a sus propias arcas, además, la imposibilidad de los gobiernos municipales para decidir la actividad social de los emprendimientos surgidos en sus predios, no permite que se orienten hacia las necesidades y planes de desarrollo de los territorios.

Estas formas de gestión privadas, arrastran a las entidades estatales en un encadenamiento que las lleva a ofertar en precios similares, y le deja a un amplio sector de la población, como única opción, la bodega, un hecho que daña porque divide y justamente es la razón suficiente para que se busque cómo detenerlo.

También quedan claras unas cuantas ideas: revertir la situación antes descrita implica mucho más que tomar una decisión, la solución o el paliativo solo es posible con trabajo multifactorial, no se puede contar con la eliminación del bloqueo como forma de salida, el incremento de la producción de bienes materiales y servicios es indispensable y urgente, hay que ir a la economía primaria, a sacarle las riquezas a la tierra.

El Líder Histórico de la Revolución, nuestro Fidel Castro Ruz, nos enseñó a no quedarnos con los brazos cruzados cuando llama la Patria, por lo que estoy convencido de que se está trabajando para acercar al equilibrio el desbalance actual, mientras tanto, que sigan siendo la creatividad y la confianza, nuestros asideros, y atentos para escuchar por dónde viene el zarpazo del felino y evadirlo.