Santiago de Cuba,

Causa 633 de 1957. Delito calificado: “Triple asesinato, lesiones, y coacción”

29 June 2023 Escrito por  Francis Velásquez Fuentes

Así, con esa consignada denominación jurídica, llegó a identificarse en su momento el finalmente abultado expediente que fuera radicado por el Juzgado de Instrucción del Norte de la ciudad de Santiago de Cuba en horas de la tarde-noche de aquel sangriento domingo 30 de junio de 1957, del pasado siglo XX, en cuyas páginas se registrara -con todas las tergiversaciones, rejuegos y falsedades impuestos a su redacción oficial por los jefes de los principales órganos represivos locales.

Los antecedentes de una violenta, masiva, intensa y criminal acción perpetrada alrededor de las 4:30 p.m. de ese día, por sicarios uniformados del ejército, la Marina de Guerra (MG) y la Policía Nacional (PN) del batistato, al atacar con sus respectivas armas de mediano calibre el auto marca Chevrolet, modelo año 1952, en el cual viajaban perseguidos muy de cerca por un carro patrullero, los combatientes clandestinos del MR–26–7, Josué País García, Floromiro Bistel Somodevilla Floro, y Salvador Alberto Pascual Salcedo. Coronita, quienes vienen formando parte de un comando armado liderado por el primero, cuya misión forma parte de un plan general trazado por la dirección del Movimiento en Santiago, destinado a boicotear con varias acciones en diferentes puntos de esta urbe el denominado “Mitin de la Paz”, que tiene como principal organizador al exgánster y entonces senador batistiano, Rolando Masferrer Rojas, fundador del tristemente celebre cuerpo paramilitar conocido popularmente por “Los tigres”, e integrado por ex presidiarios y delincuentes dedicados a reprimir, saquear a pequeños comerciantes y asesinar a revolucionarios.

El hecho tiene lugar casi al finalizar el Paseo de Martí y la vía férrea atravesada por la Calzada de Crombet, cuando el vehículo antes ocupado por los audaces revolucionarios trae un neumático perforado por un disparo, que lo lleva a proyectarse contra un pequeño almacén de la empresa maderera Babún. Ante la intensidad del aluvión de fuego del enemigo, Floro y Salvador resultan vilmente ultimados dentro del automóvil, mientras Josué, quien ocupa el asiento delantero a la derecha, logra abrir la portezuela y, pistola en mano, salta al exterior del mismo presto a combatir, mas es derribado por varios disparos. Al no ser mortales las heridas recibidas en su cuerpo, este intenta levemente incorporarse sin poder conseguirlo. Es el momento en que el marinero Carmelo Luís Prado Rodríguez con su carabina M–1 en ristre, todavía humeante, se acerca al herido, comprobando que aún vive. Sin pérdida de tiempo este esbirro va a informarle lo del herido al connotado asesino el teniente coronel José María Salas Cañizares, apodado por los santiagueros con el remoquete de “Masacre”, el cual acaba de llegar al sitio de los hechos acompañado de su gavilla de harto conocidos criminales: “Mano negra”, el cabo Bassol y otros..., a uno de los cuales llama aparte y, en voz baja, le ordena que en el trayecto hacia el Hospital de Emergencias ultime al herido, algo que es escuchado por un niño, que portador de varias cantinas de comida, se haya refugiado en el portal de una vivienda donde, agachado es totalmente ignorado por los demás. Este infante se convierte entonces en testigo excepcional de la sentencia de muerte que acaba de dictar el prepotente oficial de la tiranía. Ese pequeño es hoy un adulto y milita en las filas de nuestro Partido Comunista de Cuba.

IMG 20230624 095503

Antes de ser introducido el cuerpo de Josué en el jeep que ha de conducirlo al referido centro médico, es identificado por uno de los policías presentes en este escenario: el vigilante Luís Mariano Randich Jústiz, quien también conoce a sus hermanos Frank y Agustín País Parcia…

Cuando dicho transporte comienza a subir la empinada pendiente del Paseo de Martí, los vecinos de esa área escuchan el sonido de un disparo desde el interior del mismo. En ese instante, el esbirro encargado de ejecutar la acción dispara a quemarropa en la sien del menor de los País. Esa mortal perforación, rodeada de pólvora reciente en el rostro, le produce una hemorragia interna, llegando al Cuerpo de Guardia de Emergencias en estado comatoso. La doctora Nastia Elia Noa Cardosa, que pasa a examinar su cuerpo, se percata enseguida de que las primeras heridas recibidas por Josué, extemporáneas con respecto a la última, no ofrecían realmente peligro para su vida. Minutos después fallecía el inolvidable hijo de esta ciudad, como lo eran también Floro y Salvador, tres bravos luchadores urbanos.

El comando de Josué había recibido la misión de ocupar un vehículo de alquiler con el cual debía desplazarse hacia el sector norte de la ciudad, llevando consigo como único armamento una pistola P–38 y una escopeta recortado calibre 12 mm; con las cuales tenían que efectuar varios disparos esporádicos al aire y permanecer en la calle solo cinco minutos. A continuación debían retornar a su lugar de ocultamiento. El dueño del auto ocupado por Floro y Salvador en la piquera de la calle San Gerónimo casi esquina a Mariano Corona, de nacionalidad española, es aleccionado para que no efectúe denuncia alguna a la policía, agregándole estos al mismo ciudadano que una hora más tarde podía ir a recogerlo cerca del Matadero Municipal, donde ya habían concebido dejarlo abandonado, una vez concluida la misión. Sin embargo, este señor hizo todo lo contrario: se trasladó a la jefatura policíaca sita en Pio Rosado (Carnicería), entre Aguilera y Enramadas, instalada en los bajos del denominado Palacio Provincial de Gobierno, ofreciendo allí los datos necesarios para la consiguiente circulación del auto de marras, mediante el sistema de microondas instalado en todos los carros que patrullan la localidad, del mismo modo que ofrece información acerca de la identificación personal de los dos jóvenes que, a punta de pistola, le ocuparon su auto.

Otros dos comandos, con similares encomiendas debían operar en otras direcciones del ámbito local. El que ha de comandar el jefe del MR–26-7 Ernesto Matos Ruiz, quien debe operar en la parte oeste, y un tercero al mando de Beby Illas, que no llega a salir a la calle por no recibir a tiempo el parque calibre 45 mm para las armas asignadas a este.

Un artefacto explosivo compuesto por 16 cartuchos de dinamita y dos relojes adosados a esa carga son accionados para detonar a las 4:00 pm, hora de comienzo del mitin batistiano, es colocado en la parte interior del sistema hidráulico existente debajo del edificio que entonces ocupa la sede del Gobierno Municipal, frente al cual ha sido montada la tribuna en la que han de discursar y blasfemar su odio contra el heroico pueblo santiaguero y su movimiento revolucionario, que en su permanente combatividad está significando una terrible pesadilla para el tirano y su camarilla de criminales y ladrones. Dicha explosión, de producirse, sería la señal para anunciar el comienzo de las acciones planeadas. Agustín País encargado de colocar temprano en la mañana la mencionada bomba, fingiéndose trabajador de la Conaca, empresa distribuidora del agua, que por razones aun desconocidas no llega a explotar, crea un ambiente de confusión en quienes tienen responsabilidades por acometer a partir de ese momento. Del mismo modo que Josué ha decidido salir a la calle desde su escondite San Bartolomé a actuar con sus hombres., lo hace Matos Ruiz, quien encarga a dos de sus combatientes: Fernando Tarradel Rodríguez (ya fallecido) y Joaquín de las Mercedes Quintas Solá –actual general de cuerpo de ejército y vice ministro de las FAR, así como Héroe de la República de Cuba– que se dirijan hasta la cercana Carretera del Morro donde deben recoger un vehículo con el cual dar cumplimiento a su tarea. Al transitar ambos por calle Tercera de Veguita de Galo, ya próximos al sitio indicado, un jeep del ejército en función de patrullaje, se halla parqueado frente a un pequeño bar público. Sus ocupantes, tres miembros del Servicio de Inteligencia Regimental (SIR) del Cuartel Moncada, llaman e intentan identificar a los mismos, al hacérseles sospechosos, es el momento en el que ambos toman la iniciativa de extraer sus respectivas armas: Tarradel un revolver y Quintas una pistola, disparando e hiriendo mortalmente a dos de estos esbirros, mientras el jefe de la patrulla, el cabo George resulta herido, situación que obliga a los dos combatientes a dispersarse con gran rapidez de esa zona. De esta manera queda excluida la participación del comando de Matos en la misión asignada.

En la trasmisión radial efectuada desde Santiago a la capital mediante la vía telefónica para su ulterior retransmisión a todo el país del mitin batistiano, una actividad lograda por un miembro del Movimiento que labora en la empresa telefónica, lo es aprovechar la oportunidad para poner en línea en el teléfono del sitio donde se oculta a Agustín Navarrete, Tín, jefe de Acción y Sabotaje en la provincia, a fin de que este pueda introducir con su voz varias consignas revolucionarias, como las que lograron salir al éter: “!Viva la Revolución!”, “!Viva Fidel!”, “!Abajo Batista!”, las que fueron escuchadas en varias partes del territorio nacional, mientras discursaba venenosamente Rolando Masferrer. En este show mediático, que pretende convertirse en una demostración de fuerza de la tiranía contra los dignos habitantes de la Cuna de los Maceo se revierte en una respuesta firme de estos, ya que infinidad de hogares cierran puertas y ventanas en respuesta a estas vulgares amenazas contra el pueblo, denotando el enemigo una infame cobardía en un acto que significa una represalia inútil derivada de la fuerte derrota sufrida el 28 de mayo de este año, cuando fuerzas de una columna del naciente Ejército Rebelde dirigida por Fidel, ataca y toma victoriosamente el cuartel militar de Uvero en la costa sur de la Sierra Maestra, acción que circula en el sistema noticioso internacional con notable celeridad. El tirano en su madriguera del Palacio Presidencial debe haber sentido entonces pavor e inseguridad ante la existencia de un movimiento guerrillero decido a producir su derrocamiento, no obstante contar con un ejército profesional que tiene 80 mil efectivos en todo el país sobre las armas y una misión oficial de instructores del ejército norteamericano que lo han venido apuntalando en el poder de un gobierno de facto.

A esta farsa pública gestada en el área del Parque Céspedes en el mismo corazón urbano de Santiago de Cuba vino de la capital una representación de la pandilla batistiana en traje de dril 100 y, el resto de los acólitos participantes fueron traídos de distintas partes de la Isla mediante ofrecimientos materiales, mientras Frank País, quien se mantiene al corriente de los acontecimientos en su escondite de la casa marcada con el número 716 de la calle Mayía Rodríguez (Reloj) esquina a Desiderio Mesnier (Santa Rosa) recibe en las primeras horas de la noche de ese día la amarga noticia de la caída de Josué, su hermano y compañero de luchas, por quien siente un profundo amor paternal . Este sufre en silencio cada minuto, cada hora tan querida e irreparable pérdida, manteniendo la serenidad propia de su condición de líder revolucionario. Cuando avanza la madrugada del siguiente día en medio de su angustiosa soledad, vuelca al papel su doliente e íntimo poema dedicado “A mi hermano Josué, mi niño querido”. En cada aniversario el pueblo va hasta esta parte histórica del Paseo Martí a rendir tributo a Josué, Floro y Salvador, héroes y mártires de esta ciudad bravía, cuyo viril y digno ejemplo no morirá jamás.

,

 

 

  • Compartir:

Escribir un Comentario

We use cookies to improve our website. Cookies used for the essential operation of this site have already been set. For more information visit our Cookie policy. I accept cookies from this site. Agree