Su demostrada valentía, el compromiso revolucionario y el sacrificio signaron de forma inigualable la lucha por la libertad y la dignidad de pueblo cubano, en la década de 1950.

Frank se alzó como un faro de patriotismo y dignidad en el que confluían grandes valores; y su
capacidad para organizar y coordinar las acciones del Movimiento 26 de Julio fomentaban la esperanza y la resiliencia de los jóvenes incorporados a la causa de la emancipación nacional.

Maestro de profesión, guiaba magistralmente las accesorios estratégicas y coordinaba actividades de oposición que desafiaban el recio control opresivo de los años 50. Su vocación por la justicia social, su participación cívica y el apego a la libertad, han formado parte de los cimientos ideológicos de muchos cubanos, especialmente de los jóvenes. Frank ha sido inspiración para quienes compartieron sus batallas y para las generaciones que vinieron después.

Sin hablar de Frank no puede hablarse de la Revolución Cubana ni del heroísmo con que Santiago de Cuba ganó su condición de Héroe de la República. Con sus 22 años señaló una verdad que décadas después refrendaría Fidel, quien abogó siempre por el reconocimiento a la capacidad de lucha de la juventud cubana.

"Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía,
responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas!"

Frank es quizás el símbolo más genuino de la entereza de la juventud cubana. Ha dejado una huella imborrable en la formación de muchos en esta Isla. Su legado ha contribuido a forjar la conciencia política y social de numerosas generaciones. Los acontecimientos históricos que organizó y dirigió como jefe de Acción y sabotaje del Movimientparticipación en el Movimiento 26 de Julio y su determinación inspiran el compromiso de los cubanos.

Decía Vilma Espín Guillois que Frank tenía vocación de militar y de maestro, y con ese espíritu gerrillero abrazó las ideas de Fidel porque sintetizaban los valores y convicciones que él defendía. Creía en la justicia social, la solidaridad con los más desposeídos y la dignidad de todas las personas, y de la nación misma.

La disposición para sacrificarse por sus ideales y su incansable dedicación a la lucha revolucionaria son cualidades que conmueven e impulsan, de ahí la necesidad de volver a su vida y obra una y otra vez.

Frank marcó a su generación, y ha de seguir haciéndolo, pues de la historia nos vienen las motivaciones para seguir construyendo el modelo socialista de este país, a costa de muchos sacrificios.

Hoy, a 89 años de su nacimiento, vienen a la memoria su participación decisiva en actividades
revolucionarias, su profunda ética y su firmeza, virtudes que se multiplican en los juventud cubana.