Nació así el sitio que devino en homenaje perenne del pueblo santiaguero y sus artistas a la Protesta de Baraguá, al estratega militar que la identifica y a la resistencia de los que hicieron la Revolución ayer y la continúan hoy.
El conjunto es fruto del escultor Alberto Lezcay, el arquitecto José Antonio Choy, la pintora Julia Valdés, el ingeniero Esteban Ferrer y el crítico Marino Wilson, además de las indispensables manos que dejaron allí su sudor para que la disfrutemos en la actualidad de una escultura ecuestre del General Antonio de 16 m de altura, 23
machetes, el área de la llama eterna y un espacio donde se pueden concentrar mas de 150.000 personas.
Muchos son los hechos históricos que acontecieron hasta hoy en sus espacios, por ejemplo: El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
le entregó a Vilma Espín Guillois el Título de Heroína de la República de Cuba, el 2 de diciembre de 2001, en acto realizado en el Salón de los Vitrales, junto a Melba Hernández y Delsa E. Pueblas Viltre (Teté).
Se le rindió homenaje póstumo al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque en septiembre de 2009 y desde sus predios de visualiza un relieve en metal del músico Comandante, que está fijado en una de las paredes del Complejo Cultural Heredia.
Y fue el último sitio donde descansaron las cenizas del Líder Histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz antes de marchar hacia el monolito que los atesora en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia.
Aquella noche del 3 de diciembre de 2016 vibró la plaza cuando Raúl dijo:
“Ante los restos de Fidel en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, ¡Juremos defender la patria y el socialismo! Y juntos reafirmemos todos la sentencia del Titán de Bronce: “Quien intente apropiarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha!”.
