No son pocas las personas que pensamos en el día después del domingo. ¿Será otro día cualquiera? No, sin la más mínima duda lo digo. Confío en que seremos más los que daremos el Sí. De aprobarse, el día después, no habrá más gays, lesbianas, bisexuales, tampoco menos, simplemente habrá personas más seguras, más amparadas en la ley, más empoderadas, con los derechos que siempre debieron tener.
Habrá menos ancianos tristes, capaces de apelar a la ley para solo dar amor y sabiduría en los días que les restan. No habrá menos padres que desconozcan a sus hijos, habrá más hijos capaces de reclamar a sus padres y, a la vez, obligarlos a retribuirlos en todos los ámbitos.
El día después del domingo, indudablemente, no habrá más adopciones de las normales, tampoco serán menos estrictos los marcos legales; habrá más padres con posibilidades, habrá más padres con la certeza de poder dar amor. Habrá mujeres con la esperanza de abrazar a un hijo, que será fruto de un vientre solidario.
Quienes han visto vulnerados sus derechos serán personas protegidas ante el maltrato y la violencia. Será mayor el amor entre allegados, entre amigos, entre esa familia: la elegible. Habrá niños más respetados, amparados por una responsabilidad parental; habrá menos litigios familiares, porque habrá más justicia.
Después del domingo, habrá más amor, más cariño, seremos más felices familiarmente, menos arcaicos, más justos. Después del domingo no seremos menos estrictos, seremos más veladores por el cumplimiento de la ley, nos veremos más obligados a cumplir. Después del domingo seremos más familiares, seremos más humanistas; seremos, y que no lo dude nadie, Más Cuba.