Ya son muchos los síntomas de desesperación que muestra el sistema, que hasta hoy, se arroga el derecho de no respetar los derechos ajenos, valga el juego de palabras; por lo visto el magnate quiere endulzarle los oídos a quienes pueden agenciarle unos cuantos votos para su muy posible elección, a cambio de avivar las tensiones en Cuba.
Poner presión a la olla es el objetivo y no se puede esperarse otra cosa de tales oportunistas, a quienes les salió mal la apuesta por asfixiar a los cubanos, que ya tiene más de 60 años de espera, sin lograr su objetivo.
Hoy se viven tiempos difíciles en el mundo, lo que nos incluye con más fuerza que nunca, y absolutamente todo lo que ocurre viene de la mano del gobierno de Estados Unidos: la crisis ruso ucraniana, el genocidio del pueblo palestino a manos de su protegido Israel y el agravamiento de situación económica y social en Cuba; descuento la crisis social en Haití porque allí no tienen intereses económicos estratégicos.
Si miramos bien nos damos cuenta de que este es el escenario internacional ideal para que el mundo aparte la vista de la decadente potencia, donde un expresidente fue capaz de alentar a sus más radicales seguidores a que tomaran violentamente el capitolio nacional para forzar el desconocimiento oficial de un resultado electoral legítimo.
No quieren que en el año de la campaña electoral haya mucha gente pendiente a lo que pasa en un país cuyo presidente, literalmente desmemoriado, confunde los nombres de sus homólogos y legitima con su actuar, la muerte masiva de mujeres y niños sentando un precedente que más temprano que tarde, animará a otros a hacerlo en nombre de la justicia como lo pregona el sionismo.
En todo este entramado, para Trump y la política estadounidenses, el tema Cuba es un comodín que puede ser usado cuando más conveniente sea, como lo son la inmigración y la economía interna,
claro está, con un plus, teniendo en cuenta que somos la espina clavada en la garganta del orgullo de un país acostumbrado a tenerlo todo.
Decir que está pendiente a lo que pasa en Santiago de Cuba y amenazar con entorpecer la actividad económica de los propietarios privados cubanos, son comentarios dirigidos a dividirnos, alentar a
los provocadores a fomentar la violencia; es un ejemplo de que el Bloqueo y las medidas no son contra el Gobierno o el Partido como siempre han dicho, son contra el pueblo.