Lo que comenzó en Columbia se transformó en un acontecimiento a nivel nacional, que tuvo como razón fundamental el rechazo al genocidio sionista. Sin embargo, las acciones estudiantiles expresan un rosario de problemas e insatisfacciones que sufren los jóvenes estadounidenses.
Las declaraciones de los alumnos, sobre todo en las redes sociales, muestran algunas de las motivaciones que llevaron a esas masivas protestas.
Casi todos los grupos de manifestantes rechazan, en primer lugar, la barbarie israelí en Gaza, y exigen un cese el fuego inmediato. Pero también la agenda incluye la desinversión en las empresas que tienen intereses en Israel, o en el ejército estadounidense.
La lucha por la justicia social, contra el maltrato a las minorías, la discriminación racial, la guerra, el impacto del calentamiento global, así como los límites impuestos por el Gobierno a la libertad de expresión, están presentes en las redes digitales, las pintadas, los cantos y las consignas.
Por otra parte, la compleja situación en que vive la mayoría de los jóvenes estadounidenses, es un elemento importante para tener en cuenta.
A la nueva generación le ha tocado crecer en un país profundamente dividido, en el que las fuerzas más retrógradas y conservadoras avanzan y ocupan, cada día más, espacios en la sociedad y la política, y amenaza con el ascenso al poder del grupo más ultraderechista de la élite estadounidense.
Viven en una nación en la cual hay más armas que personas, en la que la violencia y la drogadicción causan cada día cientos de muertes; se persigue a los inmigrantes y se promueve el caos y la inseguridad, para garantizar el control de los ciudadanos.
No se puede pasar por alto la situación de muchos estudiantes. Investigaciones realizadas arrojan que, en 66 centros de estudios superiores en 20 estados y en el distrito de Columbia, el 36 % de ellos no comía lo suficiente ni tenía acceso a una vivienda segura, según un informe publicado por la Universidad del Temple y el Centro Wisconsin hope Lab.
En Estados Unidos, cerca del 70 % de los estudiantes recurre a préstamos para pagarse la universidad, por lo que las deudas de más de seis dígitos no suelen ser una excepción, sino algo muy común.
La oleada de protestas estudiantiles se ha extendido más allá de las fronteras de Estados Unidos, jóvenes de Canadá, Australia, Francia, Reino Unido, Suiza y España, por solo citar algunos países, levantan campamentos y barricadas, alzan por todo el mundo las banderas que empuñaron un día sus abuelos; esas que hacen temblar a los poderosos y que parecían dormir para siempre en los museos.