Santiago de Cuba,

La inquebrantable voluntad de salvar

03 December 2023 Escrito por 
* Con motivo de la celebración del Día de la Medicina Latinoamericana De la autora

“El día que un médico no tema perder un paciente, el día que no le entristezca la muerte de un paciente y no esté dispuesto a cualquier sacrificio por evitarla, que deje la bata blanca. Los que estamos aquí, sabemos que solo la alegría de salvar una vida puede compensar el sacrificio que demanda nuestra profesión”, con esas palabras la doctora Yasnalla Jiménez Pérez, especialista en Medicina Intensiva y Emergencias, definió la premisa del equipo de trabajo de la unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, en Santiago de Cuba.

Ese colectivo destaca hoy en la provincia por sus buenos resultados, aun cuando la escasez de recursos materiales y humanos implica un extraordinario desafío.

Para el doctor Ernesto Alba Cervantes, especialista en Medicina Intensiva y Emergencias desde hace tres años, dirigir el servicio es una experiencia “compleja, pero enriquecedora”.

“El paciente grave requiere vigilancia constante, procederes continuos, muchos recursos costosos… y no siempre contamos con los medicamentos óptimos ni con el personal necesario. Entonces, tenemos que buscar alternativas y asumir una carga de trabajo importante.

“Para nadie es un secreto que nuestro país enfrenta serias limitaciones económicas y eso tiene un impacto en el sistema de Salud. Esta situación nos ha obligado a crecer como profesionales, a perfeccionar la organización del trabajo, a entregarnos más y a consolidar la labor mancomunada y multidisciplinaria que requiere la atención a estos pacientes”, explicó.

Quizás una de las vertientes que más ilustra lo dicho es la atención a las pacientes maternas extremadamente graves, pues el “Juan Bruno Zayas” -o “El Clínico”, como lo denominan los santiagueros- es el hospital de referencia para atender 18 enfermedades asociadas al embarazo.

De ahí que en esta provincia las gestantes y puérperas con peligro para la vida sean asistidas en la unidad de Cuidados Intensivos de la institución.

En lo que va de 2023, este servicio ha acogido a 132 pacientes maternas y logró salvar a 131. Se dice fácil, pero detrás de los buenos resultados hay un sistema de Salud que prioriza los recursos disponibles para que no muera ninguna mujer por enfermedades asociadas al embarazo, está el acompañamiento del Partido, del Gobierno y de los directivos de Salud en el territorio y en el hospital, así como la alta profesionalidad de los intensivistas y de otros especialistas que confluyen en la asistencia médica a estas pacientes.

También es de destacar el tremendo esfuerzo que realiza todo el colectivo del servicio, pues garantizar que cada hospitalizada materna reciba los cuidados de hasta dos médicos y un enfermero durante 24 horas todos los días, implica que los demás saquen el extra para asistir al resto de los enfermos, pues el trabajo se incrementa.

Difícil y hermoso

Los cuidados intensivos tienen una alta complejidad asistencial. Y ante las exigencias de esa labor, las limitaciones de recursos materiales y humanos ponen a prueba constantemente la pericia de los especialistas y su capacidad de trabajo. Sin embargo, cuando se les pregunta qué es lo más difícil de su quehacer, no hablan del estrés ni del agotamiento físico, la única respuesta es “la muerte”.

“Ese es el momento más difícil…”, -dijo el doctor Carlos Fidel Puyans González, luego de 18 horas en el hospital con una sala llena de pacientes con riesgo para la vida.

“Lo gratificante -agregó- es que cualquiera de los otros casos pudo haber fallecido y, al menos en esta guardia, los mantuvimos aquí”, expresó.

La doctora Yasnalla Jiménez Pérez comentó: “A veces, por mucho que hagamos no podemos salvar al paciente y esa es una de las cosas que más se sufre en la Terapia intensiva. Cuando, a pesar del empeño de los médicos y los enfermeros, este no responde al tratamiento, es una sensación frustrante, nos sentimos atados de pies y manos, y eso es muy triste porque sabemos que hay una familia esperando que lo salvemos…”

A sus 62 años la doctora Cecilia Babel Pomar es una de las especialistas con más experiencia y se mantiene trabajando, aunque está jubilada.

Para mí -dijo- hay dos cosas muy gratificantes en este servicio: la primera es lograr que la mayoría de nuestros pacientes se recupere. Cuando los que llegan graves y críticos, y entre todos logramos que evolucionen bien y puedan irse de alta, siento una alegría inmensa. Y digo 'entre todos' porque la medicina intensiva requiere del trabajo en equipo para lograr buenos resultados.

“Y lo otro que me llena de optimismo es que nuestro servicio cuenta con unos médicos jóvenes maravillosos. Estos muchachos son inteligentes, estudiosos, muy preocupados por sus pacientes, responsables... Le puedo asegurar que nuestro relevo está garantizado”.

Para el doctor Joaquín López González, vicedirector en funciones de Asistencia Médica del hospital, la palabra que mejor describe al equipo de Cuidados Intensivos es “admirable”.

“Yo, que soy un médico de experiencia, he aprendido a admirar a estos muchachos que tienen familia, que tienen deseos de salir a divertirse, de vestirse bien… y a veces se pasan 13 y 14 horas aquí. Usted lo ve alegres, pero pendientes de su trabajo. Eso a veces no se conoce, y estamos en un momento terriblemente difícil para el país, un momento en que se hace intensa una labor de desprestigio de la medicina cubana, y uno lo ve todos los días en las redes sociales. Se incita a los médicos a dejar la profesión o a irse del país, y ciertamente hay un éxodo de profesionales que nos afecta mucho.

“Y estos muchachos asumen sin protestar, contentos, felices, aunque el cansancio se les ve en el rostro, pero están trabajando y aunque el éxito en la atención a las pacientes maternas y a otros enfermos responde a un trabajo multidisciplinario y a una gran unidad en el hospital, es innegable que ellos merecen todo el reconocimiento por lo que están haciendo”, remarcó.

Cuando es tan grave el estado de un enfermo que hasta el más pequeño cambio en las funciones físicas y químicas de su organismo puede llevar a un serio deterioro global, y causar daño irreversible o la muerte, comienza la batalla de los intensivistas. Nadie piense que se trata solo de aplicar controles estrictos y tratamientos especiales, la Medicina intensiva exige consagración, conocimiento, sensibilidad, constancia... y en el contexto cubano actual requiere, sobre todo, una voluntad inquebrantable de salvar vidas.

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Indira Ferrer Alonso

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