Santiago de Cuba,

Para no dormirse en los laureles

16 September 2023 Escrito por 
Tomada de Internet

El verano tiene muchas cosas buenas y no es preciso enumerarlas; probablemente al leer estas líneas vengan a su memoria buenos momentos vividos al calor de las celebraciones y opciones recreativas propias de la etapa estival. Sin embargo, las altas temperaturas y las lluvias en esta época del año, suelen propiciar la transmisión de las infecciones virales causadas por insectos, también conocidas como arbovirosis.

De acuerdo con Alfredo Cintra Guerra, responsable del departamento provincial de Vigilancia y lucha antivectorial, la situación epidemiológica del territorio se hace cada vez más compleja por el incremento de la infestación del Aedes aegypti, agente transmisor de enfermedades como el dengue, el zica y el chikungunya, de las cuales solo la primera afecta, en estos momentos, a la población santiaguera.

Actualmente, el indicador para medir la proliferación del mosquito tiene un valor de 0.9, de muy alto riesgo, teniendo en cuenta que solo se considera baja la probabilidad de enfermar cuando el índice es de 0.05.

En consecuencia, en el recién finalizado ciclo se detectaron 3 814 focos, 1 000 más que al cierre del anterior. El 87% de los criaderos se identificó en tanques bajos en las viviendas y en centros laborales como el Hotel Meliá Santiago, la sede Mella de la Universidad de Oriente, el círculo infantil Mis pequeñines, la Casa del Joven Creador, el Punto de venta de gas licuado de Melgarejo, el polígono La Milagrosa, la EIDE Capitán Orestes Acosta, la ANAP, Camiones del Oriente y el centro deportivo Antonio Maceo.

A municipios como Santiago de Cuba y Palma Soriano, históricamente con los mayores registros de contagios, se suman con un panorama preocupante Mella y Contramaestre.

En estos, la tasa de incidencia supera ampliamente la media provincial y se confirma el virus del dengue en el más del 30 % de las muestras estudiadas en laboratorio. Hasta el cierre de esta información se mantuvo en ascenso el número de pacientes febriles atendidos en los servicios de Salud de esas demarcaciones.

Si bien hasta el cierre de esta información no se ha declarado la transmisión de dengue en ninguno de los territorios, existe un aumento de personas con síndrome febril inespecífico y, como lo han demostrado brotes anteriores, no basta con las acciones de Salud Pública y de otros organismos para detener en un tiempo breve la propagación de la enfermedad.

De ahí la importancia de que la respuesta al riesgo pase del ámbito institucional a la realidad de las comunidades santiagueras.

Por una parte, hay un enfrentamiento multisectorial en más de 90 manzanas de alto riesgo, en las que operarios de Vigilancia y lucha antivectorial refuerzan las labores para detectar y erradicar los focos y las condiciones que los propician.

No obstante, ante las limitaciones económicas son impensables las intervenciones que solían realizarse en otros años con un gran despliegue de recursos. Ahora, con los insumos disponibles se prioriza el tratamiento focal y el adulticida para los locales aledaños a las viviendas donde se diagnostiquen a una o más personas con sospecha de dengue.

Además, los riesgos ambientales aumentan, no solo porque las frecuentes lluvias y los microbasurales generan criaderos, sino porque hay serias dificultades con la supresión de vertimientos de aguas albañales, de salideros y con la recogida de desechos sólidos.

Así las cosas, se hace imprescindible que las organizaciones políticas y de masas movilicen a su membrecía en función del saneamiento de los barrios, de los alrededores de las casas e instituciones, así como en la realización del autofocal familiar y laboral una vez por semana.

Si la prevención del dengue no se convierte en una prioridad para la mayoría, en pocas semanas habrá más enfermos, pues septiembre, octubre y noviembre son los meses en que más crece la reproducción del Aedes aegypti.

Las medidas higiénicas son bien conocidas: tapar herméticamente los depósitos de agua, enterrar neumáticos viejos; mantener bocabajo y en lugares con techo las botellas, latas y otras vasijas que se desea guardar; cepillar los criaderos de animales para despegar los huevecillos del mosquito; no arrojar basura en la vía pública; y eliminar todo lo que pueda acumular agua.

El contexto epidemiológico no es como para “dormirse en los laureles”: ante el peligro de una epidemia, la responsabilidad de prevenir es de todos. No hay que esperar indicaciones, sino promover iniciativas en los centros laborales y en las comunidades para contribuir al control de este serio problema de salud.

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Indira Ferrer Alonso

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