De las acciones sistemáticas que se acometen Bismark Silva Portales, Director General de la empresa agropecuaria que lleva ese nombre, expresó que para que los cultivos tengan un mayor promedio de producción, se les está aplicando materia orgánica. En lo últimos seis meses se han destinado 23 800 toneladas de abono orgánico, 50 de humus de lombriz, 18 mil litros de humus líquido y 800 t de materia, de compost. “Por eso los rendimientos del maíz a 3 toneladas la hectárea, y del boniato y el plátano a 14 y 15”.

También se cuenta con una unidad que en 100 metros cuadrados genera humus líquido y sólido; se han creado centros con esta finalidad en El ruiseñor, la finca de plantas medicinales de La Unión y se realizarán más en El tacón y Aguacate, hasta ascender a alrededor de ocho locales. Ayuda en esta tarea, igualmente, la aplicación del líquido con las asperjadoras a varios cordeles en un mismo día.

Otra de las potencialiades de Laguna Blanca constituye su finca de plantas medicinales que tiene 30 hectáreas; de estas se extrae para comercializar la cáscara seca del plátano, las semillas de la calabaza, el orégano, la caña santa, la sábila, la guacamaya...hasta llegar a ocho variedades de productos en oferta.

Tanto la fuerza animal como mecánica en el polo productivo favorecen: cuentan con 544 yuntas de bueyes, 28 máquinas -distribuidas en 832 ha-, 106 sistemas de riego -en poco más de 300 ha-; “a los campesinos más jovenes se les apoya con las máquinas, las cuales rotan cada 7 u 8 meses. Se les respalda con el combustible, los especialistas y la fuerza, ya sea de reclusos u obreros agrícolas permanentes”, precisó el directivo.

Los trabajadores de Laguna Blanca también tienen el deseo y la fuerza de producir. Es el caso de Liover Garrido Hernández de 30 años, un usufructuario de la UEB La Unión, que de las 30 hectáreas que atiende junto a su hermano, cuenta con ocho sembradas de boniato, cinco de plátano y el resto de maíz, “ya había recogio 15 ha de masorcas con destino a la feria”.

En ese espacio ahora proyecta intercalar plátano y boniato; cosechó, asimismo, dos de frutabomba. Su familia, oriundos de la zona, se dedican por completo a la agricultura. Liover, dueño de máquina No.12, que tiene una extensión de 60 ha, 30 a su cargo, es beneficiado por su excelente regadío.

Otro productor dedicado es Raúl Martínez Osoria, de la unidad El Ruiseñor de la UEB Laguna Blanca, campesino desde los 16 años de edad. Nos lo tropezamos pasado mediodía, pues iba con su carretón lleno de sacos de boniato para entregar. Nos contó que tenía dos hectáreas de fongo en producción, una de fomento y más de media de guineo; cultiva además frijol, plátano burro y quimbombó con destino a las ferias:

“Desbejuco el día antes por la tarde, para aprovechar las mañanas todo lo que se pueda con el buey ya que las horas están guapas. Aprovecho el tiempo porque entre más rápido los saque se me echan a perder menos. Sí se pueden hacer las cosas en el campo, solo hacen falta deseos de trabajar. La familia me ayuda a desyerbar y recoger cosechas”.

Edelnier Rivero Mato, usufructurio de la UEB Aguacate, a sus 39 años de edad no se detiene, y la mayoría de esas casi cuatro décadas han sido de frente al campo. Tengo un bejuco de boniato sembrado en dos hectáreas, un callo de maíz, plátano burro en fomento, en cuatro hectáreas. Para trabajar me apoyo en un tractor. Le sugiero a la juventud que se dedique a la tierra que está dando buenos resultados”.

A las 12:40, con un sol que raja piedra, Ernesto Borrero Jardines y su esposa, de la UEB El Ruiseñor, nos reafirman que “hay que echar para alante”. Ellos cuentan con siete hectáreas de plátano burro: “Lleva tiempo mantener esto en buenas condiciones, con una yunta de buey. Es un esfuerzo diario”. Con anterioridad dio sus buenos rendimientos una plantación de marzo del año precedente, cruzada con boniato. Ahora se cosechan los primeros racimos de plátano para la ciudad:

“Nos levantamos a las 4:30, para ir condicionando, enyugando, por la mañana trabajamos con los bueyes, por la tarde los ponemos a comer y deshojamos con el machete para ir adelantando todo. La agricultura es de constancia para poder tener resultados. Ya son más de 20 años, vinimos de la ciudad y nos quedamos. Hemos visto el resultado porque nos hemos dedicado todo el tiempo con un trabajo fuerte”.

Yordani Álvarez Venero, usufructuario de la CCS Ramiro Betancourt en el Consejo Popular de Ruta Martiana no es muy diferente: “Adelantamos con las hortalizas para que llegaran al pueblo lo más pronto posible. De una caballería que teníamos preparada en víspera de esas producciones, logramos sembrar dos hectáreas de pimiento, dos de pepino y seis de maíz. Llevamos unas seis toneladas de pepino en las ferias y otras de pimiento. Más adelante estaremos sacando tres de maíz a principios del mes de julio, con unas 50 mil masorcas contratadas para el pueblo.

“Las áreas están desocupadas para montar los semilleros de tomate y aplicar el hidrato de cal con un mes de antelación para controlar el hongo en los meses de lluvia. Continuamos en la preparación de la tierra para plantar seis hectáreas”. Él es uno de los mejores productores de la provincia, un joven con ideas que impulsa la labor de otros.

De él extraemos la mayor enseñanza para quienes dedican sus días a las faenas en los surcos: “Lo primero que hay que tener es voluntad y si hay amor se lucha y se defiende. La tarea de un campesino, de un joven revolucionario es echar para alante la tierra”.