Ni las limitaciones con el transporte ni las carencias materiales que vivimos en los últimos días ni los apagones y otras tantas cosas de la cotidianidad, mellaron el júbilo de la celebración del Día Internacional de los Trabajadores. Recibimos los primeros rayos del Sol en las calles, desafiando largas distancias para que todos los distritos de la ciudad estuviesen representados. Así fue también en las restantes cabeceras municipales.
Estoy segura de que el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, José Ramón Monteagudo Ruiz, primer secretario del Partido y Beatriz Johnson Urrutia, Gobernadora, -presentes en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo- y como dignos representantes de esta ‘tropa’, también sienten orgullo de nosotros.
No podía ser otra la respuesta. No me asombra. En el desfile -integrado por 15 sindicatos- hubo muchas Marianas, muchos Maceo y sí, estuvo Fidel, en imágenes, carteles, pancartas y sobre todo en el corazón de muchos, como lo hizo la joven de Transmetro que detuvo su marcha para de forma muy original y sincera profesar su amor con un beso.
Sí, esos ‘pequeños’ gestos son motivo de satisfacción, muestra de sincera alegría y esperanza. Los santiagueros marchamos y arrollamos al ritmo de la corneta china y las congas, por voluntad y tradición. Y es que Santiago es orgullo de toda la nación, es la Cuna de la Revolución, aquí se custodian las cenizas del hombre que dedicó su vida, pensamiento y acción a Cuba, eso no se olvida, se revierte en buenas acciones y se reafirma en fechas como esta.
Somos “Cuna de mambises, de clandestinos y guerrilleros”, donde hay historia en cada rincón, en cada piedra, en la Sierra Maestra, y “hay historia en aquel cuartel que derramó Revolución hacia las casas, las calles, las montañas”; por eso, a las puertas de celebrar el 70 aniversario de esa gesta que marcó un hito, tenemos nuevas motivaciones y compromisos.
Santiago es -y lo dijo el Comandante en Jefe Fidel Castro- “la ciudad que se convirtió en el símbolo del inicio de la lucha revolucionaria en nuestro país’’ y nosotros, sus hijos, de diferentes generaciones, somos los encargados de mantener vivo ese símbolo.
Desde aquí se proclamó al mundo el Triunfo del primero de enero de 1959. No podía ser de otra manera porque “Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución’’…y esa es nuestra fortaleza.
No olvidamos ni podemos olvidar nunca estas palabras cuando le fueron otorgados a Santiago el título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo: “¡Que siempre sean ejemplo de todos los cubanos tu heroísmo, tu patriotismo y tu espíritu revolucionario! ¡Que siempre sea la consigna heroica de nuestro pueblo lo que aquí aprendimos: Patria o Muerte!”.
No tengo duda de que así será siempre, es la mejor respuesta de los agradecidos, de los santiagueros y santiagueras.