Los santiagueros hemos estado pendientes de las labores de contención hechas en los límites de los municipios de Mella y San Luis con la otra provincia, con tal de que el fuego no pase a nuestro territorio.

Pero esta no ha sido la única alerta, en plena Campaña de protección contra incendios forestales, se ha vuelto común ver en los alrededores montañas quemadas o incendios como el ocurrido hace poco en el poblado de Boniato o en la loma de la Gran Piedra, en Santiago de Cuba.

El Teniente Coronel Roberto Leyva Oconor, jefe del Cuerpo de Guardabosques de la provincia informa que desde el primero de enero hasta el 31 de mayo se extiende el periodo; sin embargo, este tiene un comportamiento muy diferente al anterior, que tuvo cinco incendios forestales, mientras que ahora, en dos meses, ya han ocurrido más de 40, de estos ocho en esos ecosistemas.

“Esto evidencia una temporada de alta peligrosidad, muy activa, provocada por el cambio climático, la cantidad de combustible forestal depositado en los bosques y por el actuar irresponsable del hombre”, puntualizó.

Según explica Leyva los meses más complejos para la ocurrencia de estos sucesos por tradición siempre han sido marzo y abril, por lo que debe existir una vigilancia y alta disposición de las fuerzas y los medios a partir de las medidas adoptadas.

“Las condiciones están creadas, los consejos de defensa provincial y municipales están activados; junto al sistema del Cuerpo de guardabosque participan además de la población, las fuerzas armadas, las empresas agroforestales y las otras formas productivas, esperando que, ante estos sucesos, podamos tener un impacto y reducción del daño a los bosques y recursos naturales, siempre con el objetivo de combatirlos y extinguirlos en el menor tiempo posible” destacó.

Como una gran familia, demostrado en el enfrentamiento al de Pinalito, las brigadas profesionales y voluntarias se capacitan periódicamente y entran en acción ante cualquier aviso.

En el terreno, las medidas técnicas especiales para la contención son imprescindibles y la realización de las trochas cortafuegos, las fajas quemadas y mineralizadas sirven para, de surgir un incendio, este abarque un menor espacio.

A estas sin duda se suma, la alta responsabilidad del hombre como medida preventiva. “A pesar de que la divulgación ha sido sistemática y oportuna, no hay una percepción del riesgo de lo que representa un incendio de medianas y largas proporciones en el patrimonio forestal cubano.

“La gran mayoría de estas deflagraciones es por responsabilidad del hombre, por castrar colmenas, preparación de terreno para la siembra, la producción de carbón, vehículos sin matachispa, pesca y caza furtiva, los fumadores irresponsables, siendo estas las principales causas que generan los fuegos en áreas rurales que pasan a los bosques. Por motivos naturales no tenemos hasta este momento identificado ninguno”, señaló Leyva.

El directivo destacó que los municipios más complejos son Santiago de Cuba –zona de la Gran Piedra, El Cobre, Boniato-, Guamá, Songo-La Maya, Segundo Frente, Mella, San Luis, aunque no descarta que la situación actual es compleja para todos los territorios, porque el índice de peligrosidad es extrema, alcanzando la máxima categoría.

“Ante estos fenómenos los daños en primer lugar son de tipo económico, con la afectación del recurso forestal, pero también el medio ambiental con la flora, fauna silvestre, el suelo. Cuando hay un incendio todo se daña.

“A la población se le recomienda aplicar las medidas sanitarias establecidas por Salud como la protección de las vías respiratorias, no adentrarse en el zona donde llega el hollín, el humo y los residuos del incendio” aclaró.

La delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Santiago de Cuba trabaja de conjunto con esta institución que pertenece al Ministerio del Interior para aplicar los saberes y detectar peligros, vulnerabilidades y riesgos en aras de salvar vidas, ecosistemas y recursos materiales.

Ana Lourdes Brito Moreno, especialista del Centro de Meteorología y coordinadora de los estudios de PVR en la provincia dijo que los de incendios ya están realizados, aunque todavía no aprobados; sin embargo, los fenómenos que se den permitirán comprobar su efectividad.

“Cuando realizamos los PVR de sequía entre las vulnerabilidades que vimos elevada era la ecológica y coincidía con las áreas en que mayormente se producen incendios en zonas rurales.

“Claro está, la vegetación al estar seca constituye focos de calor junto con otros índices que se manejan para los incendios rurales, y pone a la provincia en situaciones complejas por la orografía y por el establecimiento de la sequía.

“Geográficamente predomina en el territorio la zona montañosa y el régimen de lluvia ha ido cambiando, apenas llueve y si a esto se le suma que los habitantes no adoptamos medidas conscientes, vamos a propiciar que ocurran incendios rurales, que es lo que está sucediendo.

“La sequía incide en las condiciones de incendio, pero son las personas quienes contribuimos a que estos ocurran, porque el mayor por ciento de las causas, estudiado en los PVR, es por el hombre. Son pocos los acontecidos por causas naturales”, sentenció.

La advertencia está hecha; la naturaleza por sí sola no provoca el desastre, el hombre y su actuar irresponsable es el mayor causante de estos sucesos. El cambio climático nos pone en alerta; de nuestra adaptabilidad consciente dependerá la existencia humana. El medio ambiente funciona como un todo, ante los incendios forestales, nosotros siempre seremos los más afectados. Cuidemos esos ecosistemas.