Santiago de Cuba,

Mujer: Orgullo y laurel de la nación

08 March 2023 Escrito por  Mercedes Acosta Fornaris

Muchos podrían decir que no es cierto cuando, en nombre de mi condición humana, digo que soy feliz. Habrá quienes me tilden de romántica o quizás de raciocinio absurdo por tantos avatares que afrontamos, y es que mi corazón late sin remordimientos, sin pesimismo, sin odios y pleno de amor, al compás de la fuerza de mi país.

Soy cubana y eso dice mucho, no solo por ser parte de cientos de contiendas libradas en el decurso de la historia, sino además porque nos distingue un rol protagónico y porque al decir de José Martí, hemos “ungido la obra con la miel de nuestro cariño” y eso significa que con el más sublime ingrediente de amor se ha ido venciendo en nuestros empeños.

Baste una mirada a más de seis décadas atrás y allí estábamos, en un escenario sin abandonar el espíritu mambí, pero atrapada en la ignorancia, en la sumisión, en el status de ser una flor pálida, sufrida y sometida a los designios de una sociedad con signos patriarcales y de desigualdad y explotación.

Aunque haya quien lo dude, nos acompaña la felicidad, porque a diferencia de muchas mujeres de otros sitios del planeta, hemos crecido en conocimientos y somos ejes principales en todas las esferas del país; respiramos con la tranquilidad de que nuestros hijos tengan un futuro asegurado a partir de sus estudios y la protección de su salud; y somos soberanas para decidir.

En nombre de todas, reitero, soy feliz y nadie podrá lastimar mis sentimientos, ni mi optimismo, ni mi fe en la victoria. Es cierto que cada día nos agobian las carencias y toda la hiel de los enemigos, centrada en las consecuencias del bloqueo, pero aquí estamos con vigorosa resistencia y firme aliento de continuar venciendo los obstáculos, con creatividad y sentido de pertenencia, ese que reafirma nuestro patriotismo y lealtad.

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, deviene para las cubanas, un reto, que se traduce en seguir cantando a la Patria como nos enseñara nuestro “Hidalgo de la Mancha”, nuestro invencible Comandante, Fidel; ese gigante de la historia que nos liberó de ataduras, quien nos enseñó el camino del emprendimiento, abrazadas a la solidaridad, el humanismo, la honradez; a ser cultas y virtuosas, como nos calificara Martí, cual flor más perfecta, orgullo y laurel de la nación.

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