Santiago de Cuba,

Hay que exigir -una y otra vez- la vindicación de Cuba

28 February 2023 Escrito por  Luis Alberto Portuondo Ortega

Todavía el anexionismo se apodera de las mentes de algunos cubanos y ante las dificultades que tenemos -y que nadie de afuera nos va a resolver- otros apelan a la necesidad de “entregar el país”.

La Capitanía General de Cuba, en la que nacieron todos los independentistas que lucharon en la manigua también tuvo a quienes propusieron la anexión a los Estados Unidos; ellos fueron rechazados, sobre todo, por José Martí quien vivió en el monstruo y le conoció las entrañas. En la colonia española hubo mucha miseria, esclavitud y maltrato; como lo hubo en la República,entre el 1902 y el 1958, en la que la economía y la sociedad estaban sumidas en crisis permanentes: millones de analfabetos, desempleados y poquitísimas libertades políticas. Para profundizar se dispone de numerosos materiales de la época e investigaciones contemporáneas realizadas no solo por cubanos.

Los Estados Unidos de ayer, no se diferencian, en su esencia, de los de hoy: imperialistas, anexionistas e indiferentes a los problemas ajenos; recordemos la frase que desde antaño está muy en boga entre los politiqueros del Norte: “America First”(Estados Unidos primero).  Vindicación de Cuba fue una carta pública que José Martí publicó en el neoyorkino periódico The Evening Post,el 25 de marzo de 1889, como respuesta a las infamias que el diario The Manufacturer, de Filadelfia, puso en el artículo ¿Queremos a Cuba? que posteriormente fueron reproducidas por el The Evening Post de New York.

En aquel entonces se tildó a los cubanos de todo lo que se puede considerar deshonroso y negativo, de ahí que el Héroe Nacional afirmara: “Es probable que ningún cubano que tenga en alto su decoro desee ver su país unido a otro donde los que guían la opinión comparten respecto a él las preocupaciones solo excusables a la política fanfarrona o la desordenada ignorancia. Ningún cubano honrado se humillará hasta verse recibido
como un apestado moral, por el mero valor de su tierra, en un pueblo que niega su capacidad, insulta su virtud y desprecia su carácter”.

La fruta madura que cayó en sus manos en el 1898 les fue arrebatada cuando se acabó la diversión y el Comandante mandó a parar. Sería ingenuo creer que los Estados Unidos aman a Cuba y a los cubanos en los buenos términos que deben caracterizar a las relaciones bilaterales; ellos codician la fruta y no se resignan para destruirla y luego poseerla con el único propósito de satisfacer sus fines. Millones de mexicanos son devueltos y a ninguno se les concede el trato que se les da a los cubanos; es por una cuestión política y no por materia humana.

Las administraciones norteamericanas, a diferencia de su pueblo, no desean y por lo tanto entorpecen las relaciones de buena vecindad. Vindicar a Cuba en nuestras mentes y corazones y manifestarlo en hechos  resulta primordial ante la estrategia anexionista que no cambia desde los tiempos del sexto presidente de la Unión John Quincy Adams. Todavía, como cuando José Martí replicó a las ofensas: “Hay cubanos que (…) por el desdichado conocimiento de la historia y tendencias políticas de la anexión, desearían ver la Isla ligada a los Estados Unidos de América”.

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