A cuatro décadas de ese amor a primera vista, nos cuenta su historia: “La tecnología en ese entonces era manual, desde las máquinas de escribir, sumar, no existían las computadoras. Pasábamos horas en ocasiones realizando operaciones sin calculadora.
Primero ejercí como Auxiliar B de Contabilidad, en una sucursal. Luego en la Dirección Provincial como Auxiliar A en igual especialidad, a partir del año 1979 desde el Departamento de Ahorro.
“Esta es una profesión que te exige superarte constantemente, de ahí que comenzase a estudiar de nuevo, y de obrero me gradué como Técnico de nivel Medio en Finanzas. En la primera oportunidad que tuve me trasladé al Departamento de Organización a laborar como Racionalizadora hasta el año 1995.
“Con porterioridad dirigí el área de Contabilidad en la sucursal de Enramadas y Corona y más tarde estuve de apoyo en el departamento Comercial y de Caja hasta el 2000, cuando me traslado al Centro Provincial Distribuidor de Efectivo, como Gerente en Contabilidad; una tarea de mucha responsabilidad”.
Quizás por desconocimiento, hay quien no se imagina la complejidad y trascendencia de las funciones de Zenaida, quien relata que habían jornadas que les exigía estar allí desde las 7:00 a.m., como el día de pagos de jubilados. Lo mismo se podía atender trámites de traspaso de derecho, problemas de vivienda, seguridad social, atención a los cajeros y fondo operativo.
“Es arduo y muy sacrificado, eran semanas de mucho ajetreo en las cuales no se estaba en pocas funciones y no se escatimaban esfuerzos. Para tratar con el público es imprescindible ponerse en el lugar del cliente”, y esto último continúa como una regla de vida para ella. El trato amable y la perseverancia siguen enriqueciendo su temperamento.
Pero no está sola, considera que su colectivo es único, del cual preserva el respeto, la admiración y los buenos recuerdos, esos que se atesoran como algo invaluable: “todavía me siento parte del servicio bancario; vivo orgullosa de mi trabajo”.