Santiago de Cuba,

EMPÉÑESE EN VIVIR

24 June 2023 Escrito por  Mayte García Tintoré

Inés había enviudado cuando su hija se casó, entonces determinó darle a la joven pareja su cuarto matrimonial, y ella ocuparía la habitación más pequeña, con menos espacio y confort, pero lo hacía por placer.

Con el paso del tiempo su nieta -con la que compartía dormitorio-, decidió casarse y volvió a repetirse la historia, aunque esta vez ya no quedaba otro espacio solo poner una camita en la sala. Lo importante para ella era la felicidad de sus grandes tesoros.

Llegaron los achaques, su andar se volvió lento, cansado, casi arrastraba los pies, y eso molestaba; tampoco fue bien visto que usara un bastón, podía maltratar el grey del piso; le decían.
Aquella anciana acudía con frecuencia al baño, quedaba lejos de la sala que era su dormitorio, y a veces no le daba tiempo a llegar; por eso recibía malos tratos, reclamos y exclamaciones despectivas, que por frecuentes fueron angustiándola.

“Sé que el olor es fuerte en el adulto mayor, pero no es mi intención darle trabajo, tampoco puedo controlar mi insomnio, mi tos constante, mis estreñimientos, mi lentitud para comer y caminar; eso les molestaba mucho, al punto de mudarme de mi espacio en la sala para un pasillo cerca de la cocina, poco ventilado y alejada de todos.

“Así dejaría de pelearles porque sin haberme levantado ya el equipo de música es prendido a todo volumen, y en las noches no hay horarios para culminar las tertulias a puertas abiertas, mientras yo arropada entre colchas apenas puedo conciliar el sueño.

“Nunca pensé que ese fuera el trato que recibiría. A ellas les entregué la vida, les di amor y mil comodidades, hoy quisieran deshacerse de mí”.

Juan no tuvo hijos, solo un sobrino que crió como si fuera el primogénito. Era para él la persona más amada, al punto que decidió donarle su vivienda, por si le pasaba algo dejarlo a buen resguardo.

Lo que jamás ese hombre imaginó fue que sin haber llegado la guadaña a su vida, el sobrino amado tomara posesión de los bienes y lo dejara prácticamente en la calle.

“Un buen día llega el muchacho y me dice: tío vamos a mudarnos unos meses a un lugar más pequeño, porque esta casa necesita una reparación capital y no quiero que estés metido entre el cemento y el polvo.

“Confieso que la idea no me gustó mucho; sin embargo, al ver el empeño por mejorar la casa y su preocupación por mi salud, sin vacilar acepté y nos mudamos a un espacio que no reunía las condiciones, pero como era temporal, hasta debajo de una piedra se pasa.

“Primero me inquietó irnos casi sin bienes, él me dijo que estaban a buen resguardo...y pasó el tiempo y pasó y llegaron los rumores, luego confirmados, de que había vendido la casa y casi todo lo de valor porque se iría del país.

“Y así fue, sin explicaciones ni motivos, sin un ápice de piedad, me despojó de lo que había adquirido y conservado toda mi vida. Se fue sin despedidas, y ahora vivo en estas cuatro paredes de las que él es el propietario. Hace unos meses vino un amigo suyo a traerme un dinerito que mandaba, como si eso pudiera devolver mi paz”.

Dos historias bastan para la alerta, muchas otras pudieran sumarse; y es que a escala social o en el hogar, el maltrato y la violencia a los adultos mayores no es una realidad de otro planeta; aunque Cuba promueve y protege los derechos y la dignidad de este segmento poblacional vulnerable, y es prioridad del Estado.

Para adentrarnos en el tema nuestra sección EnconTrarte, y su psicóloga la M.Sc. Yamilka Rodríguez Ramírez, nos comenta y aconseja:

“En ocasiones escuchamos frases despectivas que afirman que 'llegar a viejo es la última carta de la baraja', que todo comienza a perder sentido, que es el fin de la vida…Y nada más alejado de la realidad, pues llegar a la vejez, a la senectud, a ser adulto mayor, anciano, de la tercera edad, -como suelen nombrárseles- es solo una etapa más de la vida, que como en todas, en su curso también es posible lograr el crecimiento personal, social y familiar.

“Cuando se tiene la percepción de que todo es pérdida, comienzan a ceder opciones y oportunidades, como una forma de despedida o para agradecer a quienes le cuidarán. Y sin notarlo, subvalorándose, hasta dicen: 'hay que dejar que los jóvenes avancen, yo voy para atrás'. No!!!

“La correcta comprensión de la vejez parte del respeto, necesita de la empatía y solidaridad con la que acompañamos a esa persona que envejece. La vida es un ciclo y todos pasaremos por esa etapa; llegar es ya una bendición, una suerte, una oportunidad que regala la vida y que no se debe desaprovechar.

“Todos deberíamos revisarnos cómo nos representamos la ancianidad, para luego poder acompañar a ese adulto mayor sin maltratos; y no hablo de empujones o lesiones, son muchas las maneras de violentar sus derechos: cuando lo excluye, ignora, desecha, aísla, lo está maltratando; y esas expresiones duelen más que muchos golpes.

“Los casos de Inés y Juan, son flagrantes muestras de maltrato a la vejez y este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos; por eso es importante reconocerla, prevenirla y atenderla.

“A veces los adultos mayores se vuelven dependientes para realizar sus actividades cotidianas como comer, bañarse o vestirse. Otros muestran rasgos de fragilidad, marcha lenta, agotamiento, pérdida de peso y disminución de la fuerza muscular, se vuelven más vulnerables y sufren cuando las personas encargadas de su cuidado, ejercen algún tipo de maltrato o negligencia.

“Cuántas historias seguramente usted ha escuchado de nietos que les roban los ahorritos a los abuelos, de quienes cobran sus chequeras y no los dejan determinar sobre el dinero ni para comerse un pastel. De quienes les recargan los quehaceres domésticos o la crianza de los niños, porque supuestamente los viejos 'están en casa sin hacer nada'.

“Algunos han puesto en la calle a esos ancianos, ademas, afectados por problemas mentales; y otros mal cuidan en el hogar a postrados, impedidos físicos y mentales. Y manifiestan sin escrúpulo, que constituyen una carga. Sin embargo, se aprovechan de sus bienes.

“La toma de conciencia comienza en el hogar. En esta etapa lo más importante es el amor, la comprensión y tolerancia de sus seres queridos. Eso garantiza su bienestar socioemocional que es tan vital.

“Y no se trata de ir a los extremos, no es con sobreprotección ni inutilizándolos que les hacemos el bien; sus propias aptitudes darán la medida de lo que son capaces de afrontar. La autonomía es garantía de vida saludable.

“En esta etapa dorada, también llega la jubilación, que es ese gran tránsito a la esperada felicidad del descanso, pero asúmala si la desea, es su derecho como trabajador seguir si sus fuerzas y su capacidad no han menguado. No permita que nadie planee su jubilación para ocupar su puesto o en casa para darle otras funciones; es usted quien elige y determina cuándo llegó la hora de decir adiós.

“Le ofrecemos algunos Tips para ganar en calidad de vida”.

»No tema envejecer. Aprenda a envejecer

»Enfréntese a la vejez con mentalidad fresca. No lamente la juventud que le falta

»Mantenga un estilo elegante aunque aumenten los achaques, su presencia no debe depauperarse porque llegó la ancianidad

»No permita que le asignen tareas para que se mantenga entretenido, elija qué hacer, retome proyectos que se pospusieron para ese ‘después que crezcan los hijos’, y que nunca se materializaron

»Haga respetar su tiempo de vida. Retire obstáculos mentales y barreras físicas y celebre su altivez

»Nunca sacrifique o ceda sus espacios y patrimonio, lo que representa su construcción de vida es sagrado y lo dejará de herencia cuando ya no esté

»Recupere los recuerdos, pero que su mirada, ajustada por lentes, siga siempre hallando el futuro

Si en su hogar convive con adultos mayores, si sus padres van en camino, si en su entorno social le rodean los ancianos, si está próximo a serlo; recuerde siempre que Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. Empéñese en vivir.

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