Santiago de Cuba,

“Sueño que crezca sabiendo que soy su papá”

08 April 2022 Escrito por  Vanessa Correa González (Estudiante de Periodismo)

“Yo sé que es mi hija y ahora lo podré probar, gracias a que me ampara la ley”, estas fueron las palabras de un padre, que desde hace más de un año intenta relacionarse con su hija y ahora ve en el nuevo Código de las Familias la esperanza de reconocerla legalmente.

Lo llamaremos Raúl, pues prefiere proteger su identidad. Hace aproximadamente tres años tuvo un noviazgo de algunos meses con una chica, que nombraremos Lucía.
“Nos conocimos en la Universidad y enseguida hubo química; intentamos vivir juntos y no funcionó: no estábamos enamorados, así que tuvimos relaciones paralelas, nada serio, pero eso fue minando la relación por la desconfianza y los celos. Por eso no duró mucho.
“Aquello pasó sin penas ni glorias, y aunque supe que estaba embarazada, no me inquietó la noticia debido a que cuando terminamos ella tenía otra pareja y fue él quien asumió la paternidad.
“Pero casi dos años después, vi una publicación de Lucía en Facebook en la que mostraba fotos de la niña y para mi sorpresa el parecido conmigo era extraordinario. Desde ese día no tuve dudas de que aquella bebé era mi hija”, relata.
¿Qué hiciste entonces?
En ese tiempo, la nena acababa de cumplir su primer añito; y yo le mostré las fotos a mi familia. Recuerdo que mi mamá buscó fotos de cuando mi hermana y yo teníamos más o menos esa edad, y realmente se parecía a nosotros; sacamos cuentas y realmente existía la posibilidad de que yo fuera el padre. Me entusiasmó la idea de ser padre, a fin de cuentas, era mi familia, mi responsabilidad... comencé a sentir la necesidad de ser parte de su vida y de que ella formara parte de la mía.
El problema es que ya tenía un papá, alguien que la reconoció legalmente al nacer y que la atendía, a pesar de estar casado con otra mujer; por eso atreverme a enfrentar todo aquello fue una decisión difícil y fue muy bueno contar con el apoyo de mi madre y mi hermana, que fueron las primeras en saberlo.
¿Buscaste a Lucía?
Sí, claro. Al principio todo fue mejor de lo que yo imaginaba. No se opuso a hablar del tema, incluso me enviaba fotos; y llegó a enseñarme la imagen de una mancha de nacimiento en la espalda de mi hija, que yo también tengo.
Lucía admitió la posibilidad de que yo fuera el padre biológico porque ella misma no estaba segura de que su expareja lo fuera, y me invitó a su casa para que conociera a la bebé, y fui. También yo le pedí que llevara a la niña a mi casa y hasta estuvieron conmigo en algunas celebraciones familiares.


Además, comencé a darle dinero mensualmente para su mantención y cuando mi pequeña enfermó de Covid-19 y ambas estuvieron ingresadas, mi familia y yo asumimos todos los gastos en alimentos y otros recursos que necesitaban en el hospital.
¿Y cuándo comenzaron los problemas?
Ella no buscaba un padre para su hija porque ya tenía uno, lo que le interesaba era retomar la relación amorosa que tuvimos; esa era la condición para estar cerca de mi hija; sin embargo, y no era esa mi intención.
Ya no me permite verla; sin embargo cuando necesita dinero, alimentos u otra cosa llama a mi mamá y siempre le hacemos llegar lo que pide; incluso cuando familiares suyos han tenido problemas de salud, nosotros colaboramos con alguna ayuda.
Llegamos al punto de regalarle un móvil para que pudiéramos comunicarnos; pero las relaciones fueron a peor, pues dejamos de hablar y yo decidí emprender un proceso legal para que se me reconozca la paternidad y, por tanto, el derecho que tenemos mi niña y yo de disfrutar de una relación de padre e hija.
¿Qué harás si ganas el proceso?
Asumir plenamente la paternidad. Yo contribuyo con su crianza desde el punto de vista económico; pero sueño con pasar tiempo juntos, que crezca sabiendo que soy su papá y lo importante que es en mi vida; llevarla a pasear, cuidar de ella, estar presente en su educación y en los momentos significativos... Siento que ya me he perdido una parte de su vida y no quiero perderme el resto.
Más que ley, una esperanza
Como Raúl, muchas cubanas y cubanos cifran sus anhelos en la aprobación del nuevo Código de las Familias para solucionar conflictos y ver reconocidos o ampliados sus derechos de parentesco y las relaciones que surgen de estos.
Aunque la legislación vigente establece la práctica jurídica para procesos de reconocimiento de la paternidad, la norma que hoy se somete a consulta popular actualiza y perfecciona las instituciones jurídico-familiares. Protege la maternidad y la paternidad, así como la promoción de su desarrollo responsable en sinergia con el respeto a los derechos de niñas, niños y adolescentes en el ámbito familiar.
En el capítulo II ´´De la filiación por procreación natural o consanguínea´´ el artículo 58 estipula que la filiación consanguínea se determina por el reconocimiento voluntario que hacen madres, padres o ambos con respecto a hijas e hijos, por las reglas del presente Código y por sentencia judicial dictada en proceso filiatorio.
Lo novedoso en el nuevo Código y además beneficioso para Raúl y su familia es que ahora se velará y protegerá la relación entre abuelos y nietos, convirtiéndose en un derecho de ambas partes sin importar cuál sea la relación entre los padres.

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