Santiago de Cuba,

Espectacular inicio del Jazz Plaza 2024 en Santiago de Cuba

22 January 2024 Escrito por 
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Sencillamente fue espectacular el inicio anoche, en Santiago de Cuba, de la edición 39 del Festival Internacional Jazz Plaza´2024 “De La Habana a Santiago”, protagonizado por el pianista Nachito Herrera, -artífice del concierto Cuba Vive- y sus invitados.

A Nachito deben haberle quedado muy pocas cosas por decir sobre la admiración que siente hacia su tierra natal y su música, y por quienes la han colocado en un sitio tan privilegiado del ámbito sonoro internacional.

Debido a lo aportado al pentagrama nacional, la Ciudad Héroe de la República de Cuba, Ciudad Creativa en la Música, “…rebelde ayer, hospitalaria hoy y heroica siempre” se merece espectáculos como el de ayer.

Que transcurrieran más de tres horas de un desfile ininterrumpido de figuras y agrupaciones, y en la platea del “Heredia”, -completamente llena de un público entusiasta y comunicativo con los artistas que apenas se percataran del tiempo-, se resume la satisfacción que expresaron los asistentes al abandonar su sala principal.

Entre un tema y otro, Nachito Herrera no dejó un instante de ponderar con sus palabras y su música el legado de grandes nombres de íconos de la música santiaguera, oriental, cubana y universal.

Ignacio Herrera, “Nachito”, el hombre sobresaliente tanto por sus méritos artísticos como humanos; el músico formado en las academias cubanas en todos los niveles; el cubano que luego de 22 años viviendo en Minnesota, Estados Unidos, no olvida un instante su condición de cubano amante de su tierra con su gente y de su música.

Anoche no ocultó la emoción cuando abrazó sobre el escenario al entrañable y querido maestro Wilfredo “Pachi” Naranjo, o cuando colmó de elogios y títulos a otro hijo de Santiago de Cuba, el maestro Rodulfo Miguel Vaillant García.

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Un abrazo entre dos amigos entrañables: Wilfredo Naranjo, director de la Original de Manzanillo, y el pianista Ignacio Herrera

Si bien Nachito rindió tributo a íconos de la música, su delicadeza humana le alcanzó para destacar lo que representan para Cuba esos jóvenes y niños, instrumentistas o vocalistas, que actuaron también en el “Heredia”.

El público aplaudió con vehemencia cuando el conductor Dayron Chang se refirió a ese otro aspecto que en extremo ennoblece a Nachito, a su productora y esposa Aurora González, y al resto de su equipo, que trajeron hasta Santiago de Cuba un donativo para la Salud Pública y para la Enseñanza Artística.

“Lo hacemos no para que se nos reconozca nada sino por deber de cubanos”, dijo el músico, quien tampoco oculta su condena al bloqueo que por más de 60 años aplican a Cuba gobiernos sucesivos de Estados Unidos.

“Siempre hay que tener mucha fe y esperanza”, dijo Nachito a modo de introducción cuando presentó su obra “Esperanza”, compuesta luego de superar la Covid-19 en 2020, que lo puso al borde de la muerte.

Hasta el “Heredia” fueron al encuentro con la solidaridad, el amor por Cuba y la buena música autoridades del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba; el Premio Nacional de Artes Plásticas, Alberto Lescay Merencio, y David Zoubda, Alcalde de la hermana ciudad de Le Lamentin, en Martinica, de visita en esta urbe sur oriental.
Nombres ilustres del pentagrama cubano no faltaron ni en las palabras del pianista ni en sus ejecuciones: Pacho Alonso, Electo Rosell “Chepín”, Ñico Saquito, Enrique Bonne, Pedro Gómez…

Dos primerísimas figuras de la música cubana, y en especial del jazz, estuvieron anoche con Ignacio Herrera sobre el escenario: Germán Velazco, en el saxo, y Yasek Manzano, en la trompeta, con improvisaciones geniales.

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A la izquierda Germán Velazco, al centro Nachito en el piano; a la derecha, Yasek Manzano

También actuó una formación vocal que el pianista tiene en la más alta estima internacional: el Orfeón Santiago, bajo la dirección de Sonia Ivette García, y para el Coro Infantil de Santiago de Cuba reservó las palabras más cálidas.

Destacó la obra de su buen amigo, maestro y padre, Frank Fernández, de “quien aún sigo aprendiendo; a ese grande de la pianística cubana; al único pianista cubano que se graduó con honores, en la academia Tchaiskovsky, en Moscú; al único pianista cubano que por más de 50 años ha pertenecido a la familia de los pianos Steinway; a él quiero rendirle un gran homenaje”.

Y a propósito, al hablar de la Enseñanza Artística en Cuba, recordó cuánto sacrificio requiere hacerse pianista, mucho más por las limitaciones materiales que impone el bloqueo norteamericano.

Recordó, eso sí, que quien opta por esa carrera, ya desde niño tiene que olvidarse de los juegos propios de esa edad “y consagrarse”, y describió cómo en Cuba formarse en piano ocupa 16 años: siete en el nivel elemental, cuatro en el nivel medio y cinco en el nivel superior. Y en verdad a esa etapa sigue mucho estudio y práctica.

A lo largo del espectáculo nunca decayó el entusiasmo ni encima de las tablas ni en la platea. Y al ponderar la música popular cubana en el mundo, Herrera lo hizo a modo de introducción para traer a su lado al ya legendario Septeto Santiaguero, “de Cuba y del mundo”, agregó. Juntos interpretaron un “popurrí” de temas de Vaillant, quien subió al escenario al compás de El lápiz no tiene punta, Yo no creo que tú seas celosa, y Se muere de sed la tía, canciones que “levantaron” de sus asientos al público bailador.

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Rodulfo Vaillant, el Septeto Santiaguero, y Nachito Herrera al piano

Acto seguido, Nachito rindió tributo a otro grande del pentagrama cubano, Pedro Gómez, primero con “Vamos a tumbar los cocos, compay”, respaldado por la orquesta Jazz Band Santiago, formada por músicos santiagueros, y más tarde Calle Enramadas.

Evocó Ignacio recorridos por Cuba como pianista en diferentes grupos y cómo conoció así el trabajo de innumerables agrupaciones del formato charanga, y las innovaciones que algunos creadores iban introduciendo para mantenerlo vivo y actualizado.

De esa manera surgió la amistad con el hoy Premio Nacional de Música Pachi Naranjo, que esta vez él invitó al “Heredia” para a dos pianos, -un sueño hecho realidad- y con respaldo de la Jazz Band Santiago, volver “a levantar” al público.

“Qué dicha, qué honor”, señaló Herrera quien continuó con una auténtica fiesta popular en el “Heredia” con “Quién ha visto por ahí, mi sombrero de yarey”.

Fue el preámbulo del cierre del espectáculo, en el que se unieron la Orquesta Sinfónica de Oriente, bajo la dirección del maestro Michael Elvermann; las incursiones de los maestros Germán Velazcoy Yasek Manzano; el coro selectivo de la Escuela Profesional de Arte José María Heredia, y el Orfeón Santiago; el Septeto Santiaguero, dirigido por Fernando Dewar; la Jazz Band Santiago bajo la batuta del maestro Iván Acosta, y los solistas vocalistas Zulema Iglesias, Joel Leyva, Tony Rodón, Ismael Borges y Ángel Valerino Giro.

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El pianista junto al Coro Infantil Santiago

El Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano de la Música, instituciones culturales y sociales del territorio, y el Comité Provincial de la Uneac también unieron sus esfuerzos para lograr anoche una verdadera fiesta protagonizada por el pueblo santiaguero. Nachito Herrera recibió emocionado una sorpresa cuando el conductor Dayron Chang leyó:

“En este acto solemne y de gratitud, honramos públicamente el trabajo y desempeño profesional de artistas, intelectuales, agrupaciones artísticas e instituciones cuyo hacer sobresaliente y sostenido ha devenido impacto y desarrollo sociocultural de la provincia Santiago de Cuba, y entregamos a Ignacio Herrera, Nachito, la Placa José María Heredia y Heredia, distinción honorífica, como resultado del reconocimiento a la entrega y al sentido de pertenencia con nuestro sector”.

Raulicer García Hierrezuelo, director provincial de Cultura, puso en mano del destacado artista la Placa Heredia, y este agradeció el reconocimiento. “Todo lo que hago es por deber, solamente por ser cubano, solamente porque quiero decirles que ni por un instante piensen que ustedes están solos. Allá estamos nosotros también, en otra trinchera, luchando. Y algún día -tengamos mucha fe- ese gran vecino de enfrente nos va a dejar tranquilos y vamos a poder vivir en paz, como nos merecemos todas las personas del mundo.

“Ahora –agregó- quiero pedirles a todos antes del gran final, que cantemos juntos…”: Entonces se sentó frente al piano y luego de las primeras notas que “declararon” la canción, en el “Heredia” se escuchó un coro de casi 2 000 voces que cantaron alto y fuerte, y como siempre ocurre en Santiago de Cuba, muy afinadas y precisas en el tiempo: ¡Cuba, qué linda es Cuba! Y terminó él con un aún más resonante: ¡Que Viva Cuba! para dar paso a la conga de Paso Franco, que puso a arrollar al teatro tras de esta, incluidos los artistas, para dejar vacía la platea.

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 El público santiaguero emocionó a Nachito Herrera

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MsC Miguel Angel Gainza Chacón

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