Para enamorar a los públicos con su causa, el Apóstol potenció al máximo la función utilitaria de la escritura y privilegió formas comunicativas como la oratoria y el trabajo en la prensa.
Su práctica periodística contribuyó a fundar el modernismo, pero al mismo tiempo señaló la urgencia y la esperanza de una modernidad diferente a la impuesta bajo el signo imperial, donde el desarrollo posee un precio: el sufrimiento ajeno.
Cual Gran Semí referido en el ensayo Nuestra América, el Héroe Nacional regó, «sentado en el lomo del cóndor (...) por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva». Propagó sus ideas desde trincheras como la Revista Universal y El Partido Liberal, de México; La Opinión Nacional, de Caracas, y La Nación, de Buenos Aires.
En Nueva York, dentro de las entrañas del monstruo, continuó su empeño por liberar al hombre –inmediatamente en su país natal y en Puerto Rico–, además de su apuesta por la comunión espiritual y el progreso autóctono de América Latina y por el equilibrio planetario ante el surgimiento de una potencia dispuesta a conseguir, por cualquier medio, la hegemonía.
Patria, publicado por primera vez el 14 de marzo de 1892, y considerado por el estudioso Pedro Pablo Rodríguez, «la apoteosis de la integralidad periodística del líder cubano», devino órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano y difundió su programa, sus bases y propósitos, para convencer sobre su lucha mediante textos de combate y propaganda.
Allí, Martí incursionó en la dirección y disminuyó su actividad de cronista excepcional a favor de géneros opinativos como artículos y editoriales, sin ninguna concesión de sus dotes literarias. Convirtió esas páginas en una ventana abierta a los elementos de la cubanía movilizadores del orgullo de su pueblo.
El Apóstol asumió, más allá de los límites, su original concepción de la palabra, hembra del acto, y la fecundó con el sudor de su existencia y con la muerte que brinda a quienes batallan por la vida.
Desde 1992, la familia de la prensa cubana celebra su día cada 14 de marzo. Esa fecha señala un compromiso, un rumbo: acercarnos cada vez más al abrazo de la patria desde el periodismo.