“Nací en el campo, mi padre era campesino y eso me haló, mi hijo es licenciado en Matemática-Física y Computación, graduado con título de oro, es el chofer del tractor y el encargado de arar la tierra”, de tal palo, tal astilla.

El boniatal parece una gran sabana de color verde, donde se observa la tierra quebrada por los boniatos de gran tamaño, que avisan que dentro de poco estarán listos para ser cosechados.

“Ahora estamos preparando otras tierras para seguir sembrando, en los meses venideros habrá bastante boniato y de calidad; mire este boniato, está sanito. Hace unos días, los muchachos sacaron uno de más de 4 libras.

“En la feria de los fines de semana está a 30.00 pesos; doné productos a diferentes centros, por ejemplo: el hospital de Songo, el círculo infantil y al hogar materno”.

Fariña y compañía, también amplían su universo y han creado un banco con alrededor de 8 mil posturas de col, lechuga, ajo, tomate, ají, y el riego para humanizar el trabajo es por el sistema de goteo. Han sembrado un 50% de estas posturas.

El día de nuestra visita preparaban otras tierras para sembrar boniato y seguir diversificando los cultivos y contribuir a que la población reciba las 30 libras per cápita propuestas a nivel de país.