Santiago de Cuba,

El desafío es educar

28 August 2023 Escrito por 

Está por comenzar un nuevo curso escolar, que trascenderá no solo por ser el primero con un calendario docente de 46 semanas luego de la pandemia de COVID-19, sino porque se generalizarán transformaciones estratégicas para el sistema educacional en Cuba.

Así lo ha reconocido la ministra de Educación, Naima Ariatne Trujillo Barreto,  quien informó que en el período lectivo 2023-2024 se aplicará el Tercer Perfeccionamiento. Una de las bondades será contar con los nuevos libros de texto para el grupo de los grados iniciales; lo que debe impactar favorablemente en esa transformación a la que se aspira. Se prevé, también,  la introducción de mejoras en la formación del personal docente, que tendrán como escenarios fundamentales las escuelas pedagógicas, las universidades, y todos los espacios vinculados con la preparación del personal pedagógico.

El propósito es crear las condiciones necesarias para que desde los claustros se garantice una mayor calidad del proceso docente-educativo. Además, la materialización de este empeño transita por la necesaria dignificación del maestro como actor esencial de la sociedad, en tanto formador de generaciones.

Ponderar el valor de los trabajadores del sector, y promover iniciativas multisectoriales en pos de ese reconocimiento social, sería una manera efectiva de incentivar aún más a quienes están frente a las aulas, a quienes corresponde lograr los objetivos de las diferentes enseñanzas.

Ahora bien, este será un curso sumamente retador y no solo porque de alguna manera todavía afectan las consecuencias de tres años de pandemia sobre el sector. Está claro que las condiciones impuestas por la Covid-19 mostraron fisuras en el proceso docente-educativo que continuarán marcando los desafíos de la educación cubana en este y en los próximos cursos, y hacia su erradicación se dirigen todos los esfuerzos. Pero, más allá de los apremios de este período, está claro que la educación debe afianzar su labor de formación de ciudadanos con una cultura general integral, pues en ello le va el futuro a Cuba.

En otros términos: las ciudadanas y ciudadanos que conducirán los destinos de la nación en los próximos años deben ser, necesariamente, personas responsables y comprometidas con su momento histórico. Y lograrlo resulta un asunto primordial para el país.

El contexto actual exige elevar la calidad de la instrucción y educar personas cuyos conocimientos y valores les permitan enfrentar el programa de colonización cultural que, entre otros efectos, tiene el de socavar la ética y la conciencia revolucionaria de la población, a la vez que busca cercenar el apego a todo cuanto represente lo más auténtico de la identidad nacional.

El Primer Secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha explicado varias veces que para dar continuidad a asuntos vitales para el modelo cubano como el cronograma legislativo, en cuyo desarrollo ha tenido un rol decisivo la participación popular en los referendos constitucional y del Código de las Familias, es preciso incrementar la formación integral de las nuevas generaciones. La consciencia ciudadana, la educación cívica y el sentido de responsabilidad hacia los destinos del país, también deben ser prioridades en el proceso de formación integral de los niños, adolescentes y jóvenes. Hacia el logro de una cultura patriótica, política, han de dirigirse los procesos.

El tema no es nuevo. De hecho, gran parte del éxito que constituye la existencia misma de la Revolución durante 65 años, se debe a la amplia experiencia en el trabajo político-ideológogico del profesorado cubano. Sin embargo, las circunstancias actuales exigen formas innovadoras de sembrar valores y conciencia en un mundo donde prevalece y se globaliza un discurso hegemónico, que disfraza de paraíso un orden económico mundial injusto cuyas verdaderas consecuencias en la vida de millones de personas son silenciadas, y que es contrario a las esencias de la ideología defendida por la inmensa mayoría del pueblo cubano.

Ese es el desafío mayor: formar a las nuevas generaciones de modo que estén preparadas para comprender y transformar su realidad en el empeño de lograr una sociedad mejor, un país mejor, sobre la base de las ideas que han alentado a los hijos de este país a ofrendar hasta la vida por la soberanía y la dignidad nacional. El reto de hoy es educar: lograr que sean más las personas que puedan distinguirse por el conocimiento y por su cultura, más allá de la posesión de bienes.

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Indira Ferrer Alonso

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