Santiago de Cuba,
Orlando Guevara Núñez

Orlando Guevara Núñez

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El doctor Juan Amado Díaz Sarduy y la doctora Melba Puzo Hansen, fallecieron aquí en la semana que concluye. Ambos Hijos Ilustres de Santiago de Cuba, condición otorgada por la Asamblea Municipal del Poder Popular. Los dos integrantes del Grupo de Las Ardillas, nombre adoptado por los alrededor de 200 médicos egresados en diciembre de 1960.

Cada 16 de abril, Día del Miliciano, los cubanos conmemoramos el Día del Miliciano y las heroicas páginas escritas por los hombres y mujeres que hicieron del uniforme verde azul un símbolo del patriotismo y la defensa del país.

Con esas palabras concluyó José Martí un patriótico discurso, el 17 de febrero de 1892, en Hardman Hall, Nueva York, ante emigrados cubanos, luego de un recorrido por Tampa y Cayo Hueso. Por eso, esta pieza oratoria pasó a la historia como La oración de Tampa y Cayo Hueso.

Cuando el 6 de marzo de 1958 quedó constituido el Tercer Frente Oriental “Dr. Mario Muñoz Monroy”, se cumplía un propósito expresado por el máximo jefe guerrillero, Fidel Castro, a su hermano Raúl, desde diciembre del año anterior, de - una vez consolidado el núcleo central de la Sierra Maestra- organizar nuevas columnas, entre éstas, una que operaría en la Sierra Cristal, otra en el este de la Sierra Maestra, más dos que irían hacia el centro y el occidente del país.

Hacia la patria profesó siempre  nuestro Héroe Nacional el más puro de sus amores. Por ella vivió y murió. Y por eso sigue viviendo.

Se podrían llenar cientos de cuartillas con palabras por  él  dedicadas a ese amor, a la necesidad de forjar  y defender  la patria, y  a  ella dedicarlo y subordinarlo todo, como el mayor deber.

Hoy como homenaje a nuestro Martí, en el aniversario 125 de su caída en combate, seleccionamos algunos de estos pensamientos, con fuerza de presencia para el pueblo cubano y más allá.

El  24 de febrero de 1895 se inserta con luz inextinguible en la historia cubana del siglo XIX, con vigencia para los tiempos  presentes y los que están por venir. Fue la demostración  de que en Baraguá, el 15 de marzo de 1878,  no se apagó  la llama de la rebeldía, y de que, en lugar del cese de la lucha, El Zanjón fue solo una tregua para reiniciarla con mayores bríos y superiores proyecciones.

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