Santiago de Cuba,

Reino y jardín, tres décadas después del primer hotel

23 November 2023 Escrito por  Granma

Con una infraestructura forjada en comunión con la naturaleza a lo largo de tres décadas, el polo Jardines del Rey, en la cayería norte de Ciego de Ávila, se consolida como destino turístico imprescindible para el país.


Evelio Capote Castillo, el caminante del agua –como llamaban al jefe del contingente de construcción vial Roberto Rodríguez «El Vaquerito», ejecutor del pedraplén que permitió «la conquista» de la cayería–, lo confesó alguna vez: «Sentí la impresión de que estaba arando en el mar». Lo dijo después de ver cómo el agua se tragaba la carga de piedras gigantes, que llegaban encima de los camiones kp-3. Uno, otro, otro y otro… ¡Y solo avanzar cinco o seis metros en el día!

Y del otro lado del teléfono, el verdadero precursor del hoy bien plantado destino turístico: Fidel.
–Capote, ¿cuántos metros avanzaste ayer?
–Veinte, Comandante.
–¿Y hoy?
–Dieciséis.
–¿Y cuánto avanzarás mañana?

Así solía preguntarle Fidel a su interlocutor casi todos los días, como eterno inconforme ante los grandes desafíos y los proyectos colosales, como en su momento fue el pedraplén Isla de Turiguanó-Cayo Coco.

Las palabras fueron tan proféticas, que Capote y su tropa se lanzaron a la aventura, redoblaron esfuerzos, y aquellos «cinco o seis metros; 16 o 20» quedaron en el recuerdo. Fue cuando, en un arranque, aparentemente desmesurado, el líder de la Revolución, el 13 de marzo de 1987, dijo la icónica frase de: «Aquí hay que tirar piedras sin mirar para adelante»; que se convirtió en himno de trabajo, de sol a sol, o, incluso, de luna a luna.

Dieciséis meses después, el pedraplén era historia, forjada con sudor, esfuerzo e hidalguía, y el camino más largo (22 kilómetros) de Cuba sobre el mar (hoy lo supera el pedraplén Caibarién-Cayo Santa María, con 45 kilómetros) dio paso a las primeras construcciones en Cayo Coco, hasta que el 12 de noviembre de 1993 quedó lista la instalación insignia: el hotel Guitart Cayo Coco, que marcó el nacimiento del destino.

Los millones de pesos invertidos en la cayería han permitido el fomento de una sólida infraestructura: más de 30 alojamientos entre hoteles, apartoteles, casas, bungalows y una cifra superior a las 10 000 habitaciones abiertas al turismo nacional e internacional, unos 400 kilómetros de viales principales y secundarios, un aeropuerto internacional y un desarrollo que se ha expandido desde los cayos Coco y Guillermo, los iniciadores, hasta Paredón Grande, con posibilidades de extenderse hasta Antón Chico, que permitirá ampliar la planta hotelera actual, hasta llegar a unas 22 000 habitaciones, según los estudios de capacidad realizados.

Entre los retos actuales y futuros en la ruta hacia un crecimiento sin artilugios, el emporio, uno de los más promisorios en el área del Caribe, renueva la imagen y el confort de varias de sus instalaciones, incluido el propio hotel que marcó el inicio, conocido ahora como Muthu Colonial, sometido a la reparación más amplia de cuantas se le han hecho en tres décadas.

La inversión incluye habitaciones, restaurantes, piscinas, pasarelas, callejuelas, galería comercial, y la carpeta central que semeja el Ayuntamiento, al estilo de una ciudad colonial.

«Queremos que nuestro hotel continúe siendo innovador e imaginativo, que rompa con criterios tradicionales de hoteles masivos de grandes bloques, para adentrarse en una concepción más familiar y humana. Por amor, por lo que significa, ponemos el alma en cada acción constructiva», comentó el joven Rodolfo Martínez Chávez, subdirector general del Muthu Colonial, quien adelantó que, para la próxima Feria de Turismo, el hotel estará como de 15 años.

Variadas y sucesivas acciones de mantenimiento en otras instalaciones son el reflejo de la prioridad que la provincia y el Estado ha dado a este destino en su cumpleaños número 30, por demás, la próxima sede de la 42 Feria Internacional de Turismo de Cuba (fitCuba 2024), que se celebrará en mayo próximo en el destino Jardines del Rey, y que estará dedicada a América Latina y el Caribe, con la presentación de nuevos productos hoteleros, extrahoteleros y náuticos.

Preferencias y avales sobran. Según palabras pronunciadas en La Habana por Juan Carlos García Granda, ministro de Turismo de Cuba, en la conclusión de la pasada Feria Internacional de Turismo, «Jardines de Rey, en particular su principal territorio, Cayo Coco, es el segundo destino de vacaciones de Cuba, luego del balneario de Varadero. Un lugar atractivo por su geografía, compuesta sobre todo por cayos, playas vírgenes e instalaciones modernas».

En los cayos del norte también se promueven acciones de recuperación de playas, fomento de viveros para el desarrollo de la flora autóctona, superación del personal, colocación de vallas promocionales, señales informativas y de orientación, esculturas y certificación de aquellas instalaciones que cumplan con los más exigentes requerimientos ecológicos.

Como los tiempos de la cayería no son los mismos en que el viejo Vicente Marín, esa suerte de Robinson Crusoe avileño, espantaba los perros jíbaros y los mosquitos con la claridad de la hoguera y el humo de su horno de carbón, los encargados de asegurar el crecimiento turístico de la región caminan con cautela y, sobre todo, procurando no pisotear un ecosistema que es referente en el desarrollo de un turismo sostenible que afecte lo menos posible al medio ambiente.

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